Capítulo 64: Armagedón

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Hace dos años...

−Ponte ropa, por favor−pide Alec lanzándome un vestido de lentejuelas dorado a la cara.

−¿Acaso no te gusta este atuendo?−Le pregunto fingiendo indignación.

Petrov me entregó un pequeño traje de dos piezas que apenas si cubren mi cuerpo. Según él en la inauguración de la fiesta de las estrellas debemos impactar al público.

Teniendo en cuenta que es mi última noche aquí me da igual lo que use mientras pueda sacar a todas las chicas de aquí.

−Maldición, hablo enserio, ponte ropa decente, necesito que tengas algún lugar dónde ocultar las armas−me explica mostrándome dos dagas, y dos bonitas Walther PPK cromadas, son perfectas, pequeñas, silenciosas y de un perfecto color dorado que hace juego con el vestido que me estoy poniendo.

Me convenció con esas hermosas dagas de honor alemanas. Tengo una debilidad por las armas antiguas, en especial por las de la segunda guerra mundial, y Alec como todo buen mejor amigo quizo consentirme.

No soy buena con el combate cuerpo a cuerpo, además no tuvimos tiempo de entrenar, pero parezco tener un talento natural para disparar.

−Muy bien, cuando toda la estupidez de la presentación termine comienza el verdadero show−aplaude con una sonrisa felina que le sienta de maravilla y me ayuda a arreglar mi cabello.

−¿Siempre fuiste así de bueno para peinar o hiciste un curso rápido especialmente para esta noche?−pregunto con sarcasmo admirando la obra maestra que ha hecho con mi cabello.

−Puedes sólo agradecerme, no seas tan ruda mariposa, guarda eso para más tarde−me da un beso en la frente y se va.

Tiene la mala costumbre de irse sin despedirse, cree que si no dice adiós entonces no se está yendo del todo.

Él es todo un idealista.

−Ya es hora−anuncia Max de mala gana desde el umbral de la puerta.

Alec me prohibió matarlo. Aunque la verdad no lo entiendo, es su hermano, pero es una basura, además nos odia, si pudiera, yo misma le cortaría la cabeza por todo lo que ha hecho sufrir a mi mejor amigo.

Respiro profundo y camino delante de él. Sintiendo cómo las armas rosan la tela del vestido amplio.

Petrov frunce el ceño cuando me ve en las escaleras detrás del escenario.

−¿Por qué estás usando eso cuando claramente escogí otro vestuario?−alega el hombre que va vestido con un traje completamente negro.

−Fue idea de Alec−me encojo de hombros y sigo mi camino hacia el escenario.

Wake me up comienza a sonar.

Y yo comienzo a cantar, bailando con el ritmo de la música, sonriendo como si fuera el último día de mi vida.

Cuando la canción está por finalizar Alec sube al escenario de un salto y canta junto a mí.

Es como estar en el ojo del huracán; jodidamente hermoso.

Pero una vez que pasa lo único que queda es el caos.

Y eso es lo todo lo que puedo ver cuando la canción termina y Alec da el primer disparo.

Todos se ponen en alerta.

Quedo aturdida durante unos segundos, hasta que alguien viene directo hacia el rubio sin que este se percate.

Como si el arma fuera una extensión de mí misma le quito el seguro y disparo directo al corazón.

Acabo de matar a alguien.

Jardín de mariposas (Golden Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora