Capítulo 60: Príncipe infiltrado

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Ally...

Saboreo la palabra entre mis dientes, como un manjar exquisito.

Perdió su significado cuando dejé a mi hermano con aquella mujer idéntica a nuestra madre, pero hoy ha vuelto a cobrar sentido.

A pesar de todo su respuesta es cruda, fría y hace que aquella palabra se sienta agridulce.

<<No sé quién seas o de dónde sacaste esa información, pero necesito pruebas de que la agente Sabba se encuentra ahí, de lo contrario abriremos fuego y no quedará nadie en ese sucio burdel, tienen 48 horas>>

Es todo, no pregunta por mí, no me dedica ni una sílaba de esa estúpida respuesta.

Supongo que J encabeza la lista de personas que pueden quebrarme con una sola palabra, aunque en este caso no fue lo que dijo sino lo que no dijo lo que me está haciendo pedazos.

¿Qué tan difícil es escribir: eres tú?

Pero esta vez decido que mis lágrimas quedarán relegadas a un rincón oscuro y silencioso, donde no puedan salir.

Dejaré que el dolor fluya, pero no las lágrimas. No esta vez.

−Alguien vendrá por ti pero quiere una prueba de que estás aquí−es lo que le digo a la morena cuando entro a la que antes fue mi habitación.

−¿Pero qué...?−se levanta y me mira con sorpresa.

−J... tu novio−me corrijo sintiendo que todo pasa en cámara lenta ante mis ojos.

La expresión de su rostro cambia. Supongo que J no me ha olvidado del todo.

−Eres... Al

−Soy Liah, es todo lo que necesitas saber sobre mí−la interrumpo, sabiendo que no soportaría el peso de sus palabras.

No será ella quien diga mi nombre después de diez años de oscuridad.

−Dime algo que le haga saber a tu novio que estás aquí−le ordeno recordando que me queda poco tiempo antes de que Petrov me vaya a buscar a mi cuarto.

−Nadie más que tú−ahora su mirada es diferente; temerosa pero analítica, un poco fría pero llena de duda.

−El viernes, cuando yo suba al escenario debes buscar la forma de acercarte a Petrov, y cuando mi presentación termine levantarás el puño derecho, yo me encargaré del resto, ¿entendido?−ella asiente no muy convencida.

−Eres ella, ¿no es así?−pregunta con un tono muy diferente al de hace un rato.

−Él no necesita saberlo, sólo haz lo que te digo y guarda el secreto−le ordeno dirigiéndome hacia la salida donde me espera Max.

−Te ha buscado todos estos años, merece saber que sigues con vida−su voz es firme, y su mano sobre mi hombro también.

Tiene más fuerza de la que aparenta y un aire felino que es misterioso y peligroso al mismo tiempo.

−Siempre que aparezco en su vida ocurren cosas malas, así que preferiría seguir siendo un fantasma, un recuerdo lejano que no piensa regresar. Quiero seguir así, por favor respeta eso−me hago a un lado y la miro a los ojos.

−¡¿Acaso no te importa?!−su mirada parece dolida−No puedo creer que seas tan egoísta, de verdad me alegra que él no esté aquí para ver en lo que te has convertido, una sínica amargada y resentida que ni siquiera tiene consideración por su hermano−escupe con enojo. Creo que ahora soy yo quien se siente ofendida.

−¡¿Disculpa?!−levanto la voz mucho más de lo quisiera−No me conoces, no sabes nada sobre mí, ni siquiera te haces una idea por todo lo que he tenido que pasar, así que perdón si no soy lo que esperabas.

Jardín de mariposas (Golden Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora