Varios golpes en mis mejillas hacen que despierte.
Al principio me siento mareada y desorientada.
Luego todo vuelve a mi memoria. De pronto me siento asfixiada, el aire no es suficiente para llenar mis pulmones, me siento de golpe buscando un lugar por el cual escapar, debo salir de aquí, esto no debería haber sucedido.
Yo no debería estar aquí. Esto no puede estar pasando.
Intento abrir la puerta, pero está asegurada. Golpeo mi frente contra ella, frustrada y llena de ira.
−No hay ningún maldito lugar por el que te puedas escapar−aquella voz es profunda y amenazante.
Hace varios meses que no tenía el disgusto de escucharle. La última vez fue una llamada telefónica.
−Déjame ir, no te sirvo de nada. Busca a alguien más que sí quiera tu sucio dinero y déjame en paz, no pienso trabajar para ti, nunca más−digo cortante sin mirarlo.
−No lo entiendes−dice con sorna, desearía golpearlo−No quiero a otra chica para ese trabajo, eres la única que puede hacerlo−por el rabillo del ojo veo que se levanta de la silla, segundos después siento sus sucias manos en mis hombros.
−¿Por qué no puedes entender que no quiero trabajar para ti? No quiero hacerlo, además dejé toda esta mierda hace años, ya no quiero tener nada qué ver con este mundo−digo con voz cansada.
−Liah, no tienes a dónde ir, este es el único lugar al que siempre vas a pertenecer−su declaración rompe mi alma un poco más.
Cuando me fui de aquí prometí no volver a caer en toda esta porquería. Y lo hice, pero Alec estaba a mi lado.
Ahora estoy sola.
−Quizá tengas razón... pero no es lo que quiero para mi vida, ya no más−doy media vuelta para enfrentarlo.
−Lo que quieras no importa−dice serio.
−Bastian, déjame ir, prometo que no causaré problemas−le pido, es lo único que puedo hacer, aun cuando sé que no funcionará.
Tras varios años de trabajar para él aprendí que cuando quiere algo lo consigue sin importar cuánta sangre sea derramada.
−No cariño, no puedo dejarte ir...−dice con esa típica y manipuladora voz paternal.
−Claro que puedes, hay muchas chicas que quieren esta mierda, pero yo no, ya no más−mi nariz comienza a picar por las ganas de llorar. Pero no voy a quebrarme frente él.
Nunca más.
Repito aquella frase en mi cabeza una y otra vez.
−Pero ellas no son iguales a ti...−se acerca un paso más, dejándome arrinconada contra la puerta.
Pero sé que no hará algo que pueda lastimarme, al menos no físicamente. Nunca me ha deseado de esa forma. Al menos nunca lo demostró, él es de esos hombres que van por lo que quieren y punto, no se anda con rodeos.
−Quizá ellas tienen alma−digo en un susurro.
−Exacto−dice con entusiasmo−Cariño, y tú estás vacía, dentro de ti no hay nada, y eso es lo que te hace tan especial; no tienes alma−se aleja unos pasos para contemplarme con algo parecido a la adoración.
−Sin alma...−repito para mí misma.
Tal vez tiene razón, pero me niego a creerlo. Debe haber algo dentro de mí, ¿rabia, enojo, dolor... esperanza?
Necesito aferrarme a algo.
−Y aun cuando no tienes alma puedes llevarlos a las nubes con solo verte−anuncia sentándose de forma elegante sobre la cama desecha donde yacía mi cuerpo hace algunos minutos.
−Bastian, por favor−pido una última vez.
−No−es lo último que dice antes de levantarse y caminar hasta mí.
Me mira fijamente algunos segundos hasta que me aparta bruscamente de la puerta para sacar una llave y desaparecer por ella.
Me quiebro, así, sin más, golpeo la puerta tanto como puedo, grito hasta que mi voz vuelve a desaparecer y mi garganta quema. Me derrumbo junto a la cama y lloro. No sé exactamente por qué lo hago, o bueno, lo sé, pero no quiero admitirlo.
Estoy atrapada, de nuevo.
Y será mejor que lo asimile o no duraré mucho aquí.
Pasan varias horas hasta que decido levantarme y limpiar mi rostro mojado por las lágrimas.
Él quiere a Liah, la chica sin alma, sin sentimientos o una pisca de humanidad, pues le daré todo cuanto pueda de ella. Aunque estoy bastante segura de que ya no soy ella.
Pero tendré que aparentarlo al menos hastalograr salir de este infierno.
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Jardín de mariposas (Golden Souls #1)
Spiritual¿Cuál es el precio de la libertad? ¿Qué tanto estás dispuesto a sacrificar por las personas que amas? Liah es la antigua cantante de un burdel en Londres que es la base de los negocios de la mafia Rusa dirigido por Bastian Petrov. Hace dos años que...