Sangre

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Sangre. No había duda de que era reciente. ¿De quién rayos era esa sangre y aquel ojo?

—Dios mío —musité, temblando, mientras devolvía la daga a su lugar. Observé el líquido carmín bajando por mi brazo rápidamente. Justo cuando iba a coger la tercera daga, escuché pasos apresurados hacia mi dirección. Mierda, alguien venía. Me apresuré a salir de ahí y a cerrar la puerta. Justo cuando había soltado el pomo, apareció Leticia, con Wayre detrás de ella. Escondí la mano tras mi espalda.

— ¡Hola! —exclamé antes de que dijeran algo. Miré a Wayre de reojo. Me observaba con recelo. Por un momento tuve miedo de que mi corazón explotara.

— ¿Lista para comer? —preguntó Leticia, al parecer sin sospechar algo. Asentí, probablemente de forma exagerada. Wayre me seguía mirando con recelo. —Entonces vamos —dijo, haciendo un ademán para que los siguiera.

—Sí, ya voy... Sólo necesito ir... Ammm... Un momento allá arriba —dije con enredos en la lengua. Era lo primero que se me había venido a la mente. Leticia asintió, dio media vuelta y se fue junto con Wayre. El chico me lanzó una última mirada, tan penetrante que por un momento me dio la impresión de que podía ver mi alma.

Me quedé rezagada, con el corazón latiendo a mil por hora. De pronto, una idea surgió en mi cabeza: Tomarles foto. Eso me podría servir para que la policía viniera a investigar. Mi teléfono se había quedado en el cuarto, así que recorrí el pasillo y subí las escaleras, no sin antes entrar nuevamente a aquella habitación y cerrar el baúl.

Sin embargo, al llegar al pasillo del segundo piso, tuve el infortunio de encontrarme con Adam. Quise pasarlo de largo, pero él apoyó su brazo en un extremo de la pared. Intenté pasarme por el otro extremo, pero desvió su cuerpo de nuevo, y apoyó su otro brazo en esa pared también.

—Estoy intentando pasar. —Aclaré—Y no estoy jugando.

—Lo sé, lo sé. Sólo quiero que sepas que no era nuestra intención molestarte ¡Fue solamente una broma!

—Ok, ok, sí, como digas —dije ansiosa, y pasé por debajo de su brazo.

Justo cuando apenas había dado dos apresurados pasos, la voz de Adam sonó nuevamente.

—Oye, Crist... ¿Qué tienes en la mano? —<< ¡Mierda! ¡La maldita sangre!>>. Paré en seco y me volví a esta.

—Ah... Esto... —señalé la mano, mientras me volteaba y le daba la cara. —Ah... Sólo me corté con... Con un... Con un vidrio. Bueno, me voy. Necesito... Algo —balbucee, y me volví rápidamente, continuando mi camino.

Llegué a la habitación. Esquivé todo lo que se interponía, hasta que llegué a la maleta. Abrí el cierre de la más pequeña de las bolsas, y ahí estaba. Cogí el teléfono velozmente. Corrí directo a las escaleras, y bajé de éstas dando traspiés. Estaba decidida a ir directo a la acción.

No obstante, paré en seco. No podía actuar así de rápido. Wayre, por su mirada, me había dicho que había sospechado algo. Adam podía contarles a los demás acerca de la sangre en mi mano y el plan se iría al carajo. ¡La sangre! De pronto se me ocurrió que podría resultar útil tomarle foto a la sangre en mi brazo. Así que me encerré en el baño, y, una vez ahí, enfoqué la cámara y capté la imagen.

Después de eso, lavé el líquido escarlata, abrí y me dirigí al comedor.

Sombras Traicioneras | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora