Anuncio a los demonios

29 6 0
                                    

Supuse que después de pasar por algo así de sobrenatural, vendría una transformación de tal magnitud. Las alas de Adam significaban que éramos algo más que simples humanos. ¿Qué éramos? ¿En qué nos habíamos convertido?

Adam me miró inexpresivo, con los cabellos enmarcándole el rostro. Al cabo de unos segundos, me bajó por completo. Por fin pude sentir la gravedad sobre mis pies.

— ¡Adam, Cristina! —exclamó la voz de Leticia a lo lejos. Iba acompañada por Yannick, quien corrió hacia nosotros mientras nos saludaba con la mano arriba. Llegó hasta su hermano y lo abrazó. Adam se mostró un poco sorprendido, pero al cabo de unos instantes, lo abrazó también. Mientras tanto, Leticia me envolvió en otro maternal.

— ¿Te asustaste? —preguntó mientras me acariciaba el pelo. Después me soltó.

—No... Sólo fue extraño. ¿Sabías algo de esto?

Me miró un momento, vacilando. ¿Por qué adoptaba esa actitud?

—Sí.

— ¿Por qué apenas me enteré?

Suspiró y miró a otro lado. ¿Cuál era el sentido de ocultarlo? Estaba a punto de cuestionarla, cuando, de pronto, el chirrido de algo me interrumpió. Me cubrí los oídos y los destapé cuando el irritante sonido se detuvo. Alguien empezó a hablar por un micrófono.

— ¡Atención a todos! ¡Atención! —ordenó la voz de Izumi, quien estaba parado en la plataforma de dos metros arriba de nosotros. Se volvieron hacia él con escalofriante obediencia. Excepto yo, que tarde unos instantes en hacerlo.

Empezó a probar el micrófono, y mientras tanto, empecé a cuestionarme varias cosas. ¿Qué era él? ¿Qué éramos nosotros? ¿O acaso solo era un momento entre la vida y la muerte? Estaba casi segura de que se trataba de algo similar: Recordaba haber muerto. Recordaba haberme transformado en medio de gritos, en medio de llagas, en medio de una privación sensorial; y aún más importante: recordaba haber despertado. Pensé en la posibilidad de un sueño, pero repelí esa idea. Los sueños se sentían diferentes. Se sentían más humanos.

—Amigos míos —dijo de pronto el jefe, destruyendo mi ensimismamiento. —Sin más preámbulos: Bienvenidos a su nueva vida. —todos lo acompañaron con vítores y gritos. Mas yo me quedé callada. — ¡Bienvenidos a otra versión de la vida después de la muerte! Sí, amigos míos, estamos muertos. ¿Alguien ya notó que no respira?

¡Joder, era cierto! No había respirado para nada. Sin embargo, si quería, podía hacerlo. Era una sensación muy extravagante.

<<Nueva vida después de la muerte...>>. Maldije para mis adentros. ¿En qué mierda me había metido? Apreté la quijada.

>>Muchos se preguntarán el porqué de esta transformación. Bueno, para ello debemos remontarnos a tiempos antiguos, antes de Cristo. Desde esas épocas se conocían fuerzas superiores a los humanos. Ellos las interpretaron como "el bien" y "el mal","el cielo" y "el infierno", "el paraíso" y "el sufrimiento eterno". Fuerzas opuestas que desde el inicio de la humanidad, han luchado por su control. Puesto que los humanos tienen ambas por dentro y pueden elegir sus actos morales, estas fuerzas están a la orden del día. Ustedes acaban de sumergirse en esta lucha aún más a fondo. Se acaban de transformar en algo más que humanos: demonios. —declaró y me atraganté con mi propia saliva. Tosí estrepitosamente.

Cuatro palabras: ¿Qué carajo estaba sucediendo? Se suponía que esta era una mediocre y aburrida empresa de seguridad, la cual después se volvió misteriosa, intrigante y peligrosa al ver que asesinaban personas que al parecer eran inocentes. Ahora... ¿cómo había pasado de aquello a convertirme en un demonio? ¿Qué era lo que mi padre realmente hacía en esta falsa empresa? Más importante aún: ¿Quién o qué era él?

—Se cuestionarán el porqué estas criaturas. —Siguió Izumi. — Si tienen la idea de que los demonios pertenecen al lado oscuro del universo, les diré que están equivocados. Se encargan de hacer el bien, en realidad. Muchas religiones solo tienen ideas erróneas y ciegas, convirtiendo a sus creyentes en un rebaño sumido en la oscuridad. Los demonios nos encargamos de hacer justicia real. —Sus palabras volvieron a ser alabadas con silbidos de aprobación y gritos de emoción. —Es por eso que los he convertido a ustedes, mis más leales compañeros, en lo que hará, lo que ninguna religión ni iglesia logrará: Hacer de nuestro mundo un mejor lugar.

>>Para lograrlo debemos derrotar a un grupo que está en contra de nuestro noble propósito. Nuestra primera parte del proyecto se enfoca en derrotar a estas miserables criaturas de una organización, de la cual sus respectivos líderes les hablarán.

Por ahora les diré que la transformación les otorgó poderes sobrenaturales. Algunos tienen más y de mayor rango, esto depende de su potencial mágico. Los poderes se repiten entre las personas al igual que los ojos de determinado color. Posiblemente algunas personas ya los descubrieron, pero los que no, no hay de qué preocuparse. Aparecerán en menos de dos días.

>>Por lo pronto sólo no bajen la guardia. Hay gente de esa organización que puede rastrearlos. Tienen sus métodos. ¿Alguna pregunta? —nadie levantó la mano ni dijo nada.

—Ok. En vista de esto, pueden retirarse.

La multitud comenzó a moverse en dirección a la salida. Adam, Yannick, Leticia y yo nos quedamos hasta el final.

Salimos del edificio, no tan rápido como me habría gustado. Afuera había una cálida noche estrellada de Marzo. Nos dirigimos al coche de Leticia, el cual estaba polvoso de la superficie. Calculé que había estado inerte por aproximadamente dos días. Algún maldoso había escrito "lávame puto" en el vidrio trasero.

—Yannick, definitivamente te toca lavar el carro —dijo Adam riendo al ver el mensaje. Reprimí una risa.

Yannick, quien no notó lo que estaba escrito, lo miró con desconcierto.

—Ajá. —dijo con indiferencia mientras subía al carro. Adam (quien ya no tenía las alas visibles), Leticia y yo lo imitamos.

***

Llegamos a la casa y cada quien tomó diferentes rumbos. Me dirigí a mi habitación, y lo primero que hice fue tumbarme en la cama. La única iluminación provenía de la luz amarilla de la calle.

Luego de un rato de estar tirada en la cama, me dieron ganas de cambiarme de ropa. Y fue cuando noté que el atuendo negro se había cambiado por mi ropa habitual, la que llevaba puesta antes de la transformación. Qué curioso. No me di cuenta cuando ocurrió eso. Pero considerando que el mundo era más sobrenatural de lo que creía, ni me molesté en pensar acerca de ello.

Me levanté en medio de la oscuridad y caminé hacia el clóset. Lo abrí y busqué a tientas un pijama. Arrojé lo primero que sentí a la cama. Me quité la ropa y me quedé con el conjunto interior.

De pronto, escuché un ruido, algo así como los pasos de alguien dentro del cuarto. Miré a ambos lados, pero no vi a nadie. Mas sí vi algo.

Sombras Traicioneras | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora