Alguien llamaba a la puerta. Me levanté de un salto y abrí mientras me alisaba el cabello. Era Leticia.
—Hola —saludé.
—Hola —dijo y miró mi pijama. —Deberías cambiarte —asentí y se fue.
Cerré la puerta y sustituí la pijama por un pantalón de mezclilla negro, una camisa negra y unos Converse del mismo color. No había problema, ya que en la preparatoria me dejaban usar ropa de calle.
Después de haberme cepillado el cabello bajé a la cocina. Desde el pasillo percibí el olor a pan tostado y a huevo cocido. Entré y miré de reojo a los tres hermanos, quienes ya estaban desayunando. Pasé de largo y fui con Leticia, que se encontraba muy apurada haciendo un huevo. Me dedicó una sonrisa y me dijo que mi plato ya estaba en la mesa.
Al volverme a ésta, los ojos azules de Wayre y los míos se encontraron. Me miró inexpresivo, apenas una milésima de segundo, antes de que apartara la mirada y la posara sobre su desayuno. Me senté entre Yannick y Adam. Fue incómodo. Terminé de desayunar y lavé mi plato. Agradecí, aunque no era el mejor huevo que había probado en mi vida. Subí a la habitación que me habían proporcionado, cogí mi maleta y saqué mi pasta y cepillo dental. Me lavé los dientes, y al terminar, me puse la mochila al hombro. Estaba bastante pesada debido a que ese día se iniciaba un nuevo ciclo escolar. Bajé la escalera, me dirigí a la cocina y me despedí de Leticia.
—Hum... ¿No prefieres que yo te llevé? Es decir, los otros dos y tú van a la misma escuela... —por los otros dos se refería a Yannick y a Adam. Vacilé un instante.
—No gracias. He quedado con una amiga de ir con ella —respondí y asintió. —Bueno, nos vemos —dije; le dediqué una sonrisa forzada y me despedí con la mano.
— ¡De verdad te estás quedando a vivir con ellos!
— ¡Shhh! Sí, pero baja la voz, Gio —le dije a mi amiga en un susurro.
—Wow —respondió ella —Vaya, tienes suerte...
— ¿Por? —Pregunté con indiferencia. —Son unos pendejos. —<<Dos pendejos, una madre y un probable asesino>>.
—Crist —dijo inclinándose en su asiento del autobús, haciendo que su cabello pelirrojo y ondulado le cayera por los hombros. — ¿Sabes la magnitud de la cosa? ¡Son muy guapos güey, en especial Adam!
— ¡Baja la voz! —Exclamé, irritada. — ¿Y qué tiene eso? A mí no me gusta ninguno de ellos —dije, y por alguna razón, la cara de Wayre vino a mi mente. Me sonrojé, pero al estar mi cabello cubriendo parte de mi cara no fue muy notorio... Bueno, al menos Giovanna no lo hizo.
El pensamiento de Wayre me condujo a pensar en las dagas, en la sangre, en su comportamiento extraño... Tendría que hacer algo.
Suspiré con pesadez.
— ¿Todo bien? —Preguntó Giovanna —Estás algo rara...
— ¿Ah? ¿Yo? ¿Rara? Siempre —dije, apartando el pensamiento de mi mente.
Poco tiempo después, el autobús se detuvo y mi amiga y yo descendimos. Caminamos juntas hacia la escuela y cuando llegamos a la entrada recibimos nuestro horario. Nos separamos al ver que ese año solo coincidiríamos en tres clases después del descanso.
Caminé al aula que me tocaba y entré. Estaba lo que supuse que sería la mitad del grupo. Miré la hora, y como aún faltaban 15 minutos para que las clases iniciaran, salí del salón y me puse a deambular por los pasillos mientras escuchaba música con los audífonos puestos. No había pasado mucho cuando pasé frente a los baños de hombres. Obviamente, mi intención no era entrar, pero una mano salió del interior, tomándome completamente desprevenida. Tiró de mí y cuando estaba adentro, alguien cerró la entrada. Adam.
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Sombras Traicioneras | COMPLETA
Fantasia-¡Crist, tenemos que bajar! -dijo él. ››-¿Estás loco? ¡Esas llamas nos quemarán vivos! (...) ››-Crist... Esa es la cosa... No lo estamos...›› Cuando el padre de Cristina debe irse a un viaje de negocios, parece que el único desastre será vivir tem...