Capítulo 14.

8.7K 464 45
                                    

NARRA JESÚS.

Él agarra la libreta de los pedidos y escribe en ella algo muy rápido.

(...): ¡Jorge!
JORGE: ¡Qué ya voy joder, se había confundido con la vuelta!

No sé qué decir, simplemente veo cómo se marcha y arranco el papel, lo meto en mi bolsillo y sigo trabajando.

NARRA KAMMIE.

Jorge llega más tarde de lo que padre había pedido, lo que lo lleva a recibir una bofetada de él.

YO: ¡No vuelvas a tocarlo!
PADRE: Entonces que se ciña a las normas y venga cuando debe venir.
JORGE: He tardado en encontrarlo todo.

Frunce el ceño, señala la escalera y Jorge sube a su habitación.

PADRE: ¿Dónde vas?
YO: con mi hermano.
PADRE: No, tú te quedas aquí.
YO: Quiero ver cómo está mi hermano.
PADRE: He dicho que te quedas aquí, tenemos que hablar.

Me obliga a sentarme en el sofá, él agarra mi rostro con fuerza apretándome hasta hacerme daño. Saca el gorrito de mi hijo y yo intento quitárselo.

YO: Me quitaste todo, no me quites lo único que tengo de él.
PADRE: Lo he encontrado debajo de tu almohada ¿¡Cuántas veces tengo qué decírtelo!? ¡No tienes ningún hijo!
YO: ¡No lo tengo por qué tú me obligaste a abandonarlo aquella noche!
PADRE: Eso no es mi culpa, ya sabes quien tiene la culpa de eso, no actúes como si no lo supieras.
YO: ¡Tampoco es su culpa!
PADRE: No me hagas repetírtelo Kammie, no me hagas enfadar.
YO: Devuélvemelo.
PADRE: Lo guardaré yo mismo.
YO: ¡No se te ocurra quitármelo!
PADRE: Te olvidarás de ese niño aunque tenga que obligarte a hacerlo.
YO: Ya me estás obligando.
PADRE: ¡Obligarte más y peor!
YO: ¿Vas a pegarme? Pégame.

Él cierra el puño, estira de mi pelo y me apunta con el, pero ya no me asusta, ya no le temo a sus palizas, es una pérdida de tiempo que intente hacerme daño de esta manera.

YO: La primera paliza dolió, la segunda y tercera también, pero ya ni tú, ni tus palizas me asustáis.
PADRE: Vas a obedecerme o te juro que lo haré.

Trago saliva, él suelta mi pelo dejándolo libre nuevamente y se levanta.

PADRE: Después de comer te quiero arreglada, nos vamos.

Golpeo el sillón en cuanto se va, no puedo debilitarme, ni llorar para mostrar qué o no me duele, tengo que mantenerme fría para poder ser capaz de superar todo esto.

NARRA JESÚS.

Conduzco de camino a casa, mi madre ya ha recogido a Aitor y yo me dirijo hacía allí para comer con él.

"Te sigue amando" palabras que me están dañando, que no dejan de sonar en mi cabeza como una melodía pegadiza imposible de sacar de tu mente.

Entro en casa, Aitor se abalanza sobre mi y me abraza.

AITOR: ¡Macarrones!
YO: ¿Enserio?
AITOR: Si. -Sonríe-

Es tan fácil, pero tan fácil hacer feliz a un niño que a veces siento envidia de él.

MAMÁ: Estaba ansioso por verte.
YO: ¿Si?
AITOR: Si papi -Besa mi mejilla-
YO: ¿Y qué quieres granuja? -Achina nos ojos y pone el dedo en su barbilla-
AITOR: Quero jugar al fútbol.
YO: ¿Jugamos en el jardín?

Ríe feliz, lo dejo en el suelo y busca la pelota.

MAMÁ: Pero hijo, tienes que comer.
YO: Después, ahora quiero estar con Aitor.

Corro detrás de él, jugamos durante bastante rato hasta que terminamos sentados en el jardín agotados, se sienta encima de mi y bosteza.

YO: ¿Vas a dormir la siesta?
AITOR: Si.

El secreto. ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora