Capítulo 60.

6K 378 76
                                    

NARRA KAMMIE.

Jorge se mete empujando a padre para separarlo de mi.

JORGE: ¡No vuelvas a tocarla!
YO: Jorge por favor -Lo agarro- no quiero que te haga daño.
PADRE: No te metas o te juro que te arrepentirás.
YO: No lo toques.

Padre me quita del medio empujándome, Jorge y él se enfrentan de una manera que jamás había visto, más bien jamás había visto a mi hermano enfrentarlo así.

JORGE: Ya no soy ningún niño.
PADRE: Eres un imbécil.
JORGE: Y tú eres un ser despreciable capaz de todo por dinero.
PADRE: ¿Puedes decir algo qué me ofenda?

Detengo a Jorge antes de que cometa la estupidez de decirle algo que provoque por su parte una horrible reacción.

YO: Escúchame -Digo agarrándolo- ¿Qué te he enseñado? -Le Pregunto en un susurro-
JORGE: Que es mejor usar la inteligencia antes que perder la cabeza.
YO: Utiliza la inteligencia hermano, de eso padre está escaso.

Él se marcha obedeciéndome, padre cruza los brazos y ríe a carcajadas.

PADRE: La próxima vez que ese mocoso intente plantarme cara se la romperé.
YO: Tócalo y te juro que te mato.
PADRE: ¿Crees qué me asusta tu falsa valentía? -Me agarra el brazo- Nunca me darás miedo.
YO: Tú a mi hace mucho que dejaste de darme miedo.
PADRE: ¿Estás segura?
YO: Si.
PADRE: Ve a tu habitación. -Ordena-

Agarro la bolsa con la ropa que he traído del hospital y subo a mi habitación.

Suelto un suspiro nada más entrar por la puerta, de nuevo aquí, de nuevo en un lugar donde he pasado los peores años de mi vida.

JORGE: Kammie. -Toca la puerta- ¿Te ayudó a instalarte?
YO: Puedo sola.
JORGE: Se que es extraño volver aquí.
YO: Es horrible, ahora no podré ver a mi hijo, no podré estar con Jesús, todas las ilusiones nuevamente se han venido abajo -Me siento en la cama- se que no debí ilusionarme, me lo advertiste, yo misma me lo advertí ¿Pero qué hago cuándo mi corazón quiere y exige huir con una persona aún sabiendo qué es imposible?
JORGE: Dejar los sentimientos a un lado es la solución.
YO: Ya no puedo.
JORGE: Si puedes, lo hiciste una vez, jamás lo olvidaste pero apartaste los sentimientos Kammie, hazlo de nuevo.
YO: Lo hice cuando creía que nunca más volvería a verle, lo hice pensado que me odiaría de por vida, pero no sabes lo que es reencontrarte con él amor de tu vida y saber que tú sigues siendo el amor de la suya.

Me abraza, lloro en su hombro con un dolor profundo que hace mucho no sentía.

NARRA DANIEL.

Quedo con Alanna en su apartamento, después de unas horas decidí llamarla porque no estaba bien seguir ignorando sus llamadas.

ALANNA: Te noto raro. -Dice sentándose encima de mi-
YO: No, para nada.
ALANNA: ¿De nuevo preocupado?
YO: Algo así.
ALANNA: ¿De nuevo tiene qué ver con tu hermano?
YO: No, esta vez no.
ALANNA: ¿Entonces?
YO: No tiene importancia. -Murmuro-

Le doy un largo beso que ella respondo con uno mucho más largo que acaba con mi mano dentro de su camiseta.

ALANNA: Te quiero.
YO: Y yo.
ALANNA: Si quieres podemos terminar en la habitación.
YO: Mmm.. ¿Qué tal si primero tenemos un ratito en pareja?
ALANNA: Está bien.
YO: ¿Hacemos la cena?
ALANNA: Claro.

Los dos nos levantamos. Mientras yo bato los huevos, ella aliña la ensalada.

ALANNA:¿Y Aitor cómo está?
YO: Muy bien.
ALANNA: Jesús debería buscarle una mamá, creo que le encantaría.
YO: Aitor ya tiene una madre, aunque no la conozca, la tiene.
ALANNA: Pero digo una pareja, Jesús también la necesita ¿No?

Trago saliva, me apoyo en la encimera y frunzo el ceño.

YO: ¿No Podemos hacer otra cosa qué hablar de mi hermano?
ALANNA: ¿Te molesta?
YO: No, me cansa, estamos tú y yo, deberíamos hablar de nosotros, de futuro, besarnos, no sé, pero siempre consigues meter a mi hermano en conversaciones donde no viene a cuento.
ALANNA: Perdóname.
YO: Necesitaba decírtelo.
ALANNA: Eso era lo que tenías ¿No?
YO: Si y realmente me molesta que metas siempre a mi hermano en todo.
ALANNA: Tengo curiosidad, simple curiosidad.
YO: Sigamos haciendo la cena.

Ella me abraza por la espalda, besa mi cuello y suspiro:

ALANNA: Perdóname, no quería enfadarte.
YO: No estoy enfadado. -Giro la cabeza y la beso-

NARRA JESÚS.

Aitor y yo cenamos, él me cuenta cómo le va en clase y yo le cuento todo lo que tengo pensado comprarle.

AITOR: ¿De verdad me vas a comprar el juguete qué más me gusta?
YO: El que más -Sonrío- te lo mereces.
AITOR: Gracias papi.
YO: Termina de cenar y vamos a la ducha.
AITOR: ¡Si!

Ambos terminamos de cenar. Nos duchamos juntos, hacía mucho que no me duchaba con él y no me divertía tanto.

AITOR: ¡No quiero salir!
YO: ¡Venga! -Ríe-

Lo saco de la ducha en brazos, lo seco y le pongo el pijama.

YO: Los dientes.

Lo subo al lavabo, él hace lo mismo que yo, nos lavamos los dientes y lo tumbo en la cama conmigo.

AITOR: Léeme un cuento.
YO: Ve y me traes el que quieras.

Corre hasta su habitación, me trae un cuento y se tumba a mi lado. Le leo el cuento mientras señala los dibujos de este y se imagina mil historias en su mente. Acurrucado en mi pecho y abrazado a mi, se queda profundamente dormido, a su vez, yo también termino durmiéndome tras darle un beso.

NARRA KAMMIE.

Al día siguiente paso la mayor parte del tiempo limpiando junto a Jorge, olvidaba que aparte de bailarines exhibicionistas, éramos criados.

JORGE: Disimula la tristeza.
YO: ¿Más?
JORGE: Todo lo que puedas.
PADRE: Dejar de cuchichear de una buena vez. -Dice serio-

Obedécenos y seguimos limpiando.

MADRE: Te has levantado obediente.
YO: Y tú más bruja.
MADRE: Insolente.
YO: Amargada.

Levanta la mano para golpearme pero padre lo evita.

PADRE: Cámbiate, tenemos algo que hacer. -Me dice- ¡Vamos!

Lo hago, me cambio y él me lleva hasta el coche.

YO: ¿Dónde vamos?
PADRE: Ya lo verás.
YO: No confío en ti.
PADRE: No te he pedido en ningún momento que lo hagas, aunque lo hiciera no lo harías.

Cruzo los brazos, miro por la ventana durante todo el viaje hasta que el da un frenazo.

PADRE: ¿Reconoces este lugar?
YO: Si, aquí trabaja Jesús, lo descubrí contigo.
PADRE: Perfecto.
YO: ¿Qué hacemos aquí?
PADRE: Ayer cometiste un error terrible.
YO: ¿Qué error?
PADRE: Decir que no me tienes miedo.
YO: Vámonos de aquí.
PADRE: Si algo te he enseñado es a temerme, que soy capaz de todo ¿Por qué te empeñas en desafiarme?
YO: Vámonos.
PADRE: Justo en este momento, mira -levanta mi cabeza- ¿Qué ves?
YO: Le veo a él apunto de cruzar la cera para tirar la basura.
PADRE: ¿Y allí qué ves?
YO: Un coche.

Me agarra con fuerza hasta hacerme daño.

PADRE: Tienes veinte segundos para salvarle la vida.
YO: No -Digo nerviosa- Sabes que no puedo correr por la herida ¡Por favor! No volveré a hacerlo.
PADRE: Quince.

Salgo del coche, saco fuerzas de donde no las tengo para correr, correr con todas mis fuerzas pese al dolor que me está causando la herida. El coche sigue acercándose a él a una velocidad aterradora y yo sigo corriendo, corriendo con el corazón en un puño.

YO: ¡Jesús!

Él levanta la cabeza, anda perdido sin darse cuenta de todo lo que está pasando a su alrededor, pero al instante de oír mi voz, vuelve a la realidad, tarde, demasiado tarde.

Me lanzo sobre él consiguiendo que el coche solamente nos roce a ambos y caemos al suelo. Lloro en su pecho, aterrada, creía que lo perdía, que moriría.

JESÚS: Kammie. -Susurra-
YO: Perdóname. -Suplico ahogada en llanto-

El secreto. ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora