Luisita estaba que se la llevaban los demonios. Al terminar el turno en el King's fue derecha a su casa a enfrentar a sus padres y dejarles bien claro que la decisión de irse a vivir con Amelia estaba completamente decidida. Cuando llegó, sus progenitores y su abuelo Pelayo estaban sentados en el sofá del salón con caras de pocos amigos, algo que el enfado de Luisi no logró captar.
- ¿Os parece bonito mentirme? –sentenció llena de rabia- ¿Qué os creíais que no me iba a enterar de que no necesito autorización para vivir con Amelia? ¡No puedo creer que me hayáis engañado de esta manera!
- Luisita, hija –empezó a hablar Pelayo.
- Abuelo, usted no tiene culpa de esto, déjeme terminar –se paró un instante- ¿Creéis que soy una cría? ¿Acaso pensáis que reteniéndome siempre con vuestras mentiras vais a lograr algo? ¡Me parece increíble!
- ¿Te quieres callar ya, Luisita? –la cortó abruptamente Marcelino- ¿No te das cuenta de que tenemos problemas más graves que ése? ¿O acaso crees que todo gira a tu alrededor?
Manolita comenzó a llorar desconsoladamente y Pelayo intentó consolarla como pudo mientras Marcelino la rodeaba con el brazo. Luisita comprendió que había pasado algo verdaderamente serio y que debía serenarse.
- ¿Qué ha pasado? –preguntó más relajada.
- Que ha venido una inspección al bar y la cocina no la ha pasado. Ahora tenemos que hacer obra y pagar la multa correspondiente –le comunicó Pelayo todavía con el semblante serio.
- ¿Pero no decíais que estaba todo en orden? –preguntó Luisita arrepentida.
- Se ve que no, charrita –dijo resignado su abuelo- Pero yo creo que aquí hay gato encerrao, ya te lo digo yo.
- ¿Los De la Vega? –preguntó Luisi.
- ¡Estoy convencido!
- Esa mala gente, no dejan de hacernos la vida imposible, te juro que pienso devolvérsela –sentenció Marce- No sé cómo ni cuándo, pero lo pienso hacer.
- ¿Qué vamos a hacer, Marce? –preguntó una desconsolada Manolita- Todo son problemas.
Luisita se sintió más descorazonada que nunca y apenas pudo pronunciar un 'lo siento' en voz baja que pareció quedarse en el aire de aquel salón embargado por las desavenencias del destino. Se fue a su habitación con un sentimiento de culpabilidad terrible. Tumbada en la cama, Luisita estuvo pensando en una manera de ayudar a sus padres, hasta que la encontró, aunque eso conllevara tomar una decisión que le resultaba muy dolorosa.
***
- Buenos días, cariño –la saludó efusiva Amelia al entrar en el despacho.
- Hola, Amelia.
- Uyyyy, ¿hola, Amelia? ¿Qué pasa, Luisita? –La vedette tenía un detector de problemas en cuanto veía que su novia no la saludaba efusivamente.
- Es que tengo malas noticias –una cabizbaja Luisita estaba haciendo un esfuerzo enorme por aguantar el llanto.
- ¿Qué ocurre, mi amor? ¡Me estás preocupando! –Amelia se sentó sobre la mesa del escritorio donde estaba Luisita y se colocó frente a ella.
- Que no me voy a poder ir a vivir contigo...
- ¿Por tus padres? –preguntó con tranquilidad Amelia, que no se sentía ofendida por lo que le había dicho Luisita- No quieren que te vengas a vivir conmigo, ¿no? -dijo con resignación.
- No, no es por eso, Amelia -tomó aire- Es que a ver, tenemos un gasto importante que hacer en el bar, porque tenemos que hacer reforma para pasar una inspección muy importante y claro... Mis padres necesitarán el dinero –Luisita no podía contener ya las lágrimas- Y he pensado que les voy a dejar el dinero que tenía ahorrado para independizarme contigo...
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Y bailar juntas bajo la luna
FanfictionFinales de 1975. Plaza de los Frutos (Madrid). Amelia Ledesma y Luisa Gómez se conocen en un bar y, desde ese momento, la vida de ambas dará un giro radical. Una historia de cómo un encuentro fortuito puede cambiar la vida de dos personas, en una ép...