94. Y bailar juntas bajo la luna... otra vez

1K 44 14
                                    

Aquella canción. Había tratado de olvidarla durante todo el tiempo que había estado ingresada. Cada vez que salía de una sesión de electroshock, se repetía a sí misma que debía borrar esa melodía de su cabeza y todo lo que vivió mientras sonaba aquella noche de enero en el King's. Por mucho que los doctores se empeñaron en que cada uno de los recuerdos asociados con Luisita se convirtiera en algo doloroso para ella, esa letra estaba grabada a fuego dentro de sí misma. Podía recordar tan nítidamente cada uno de los momentos que vivió mientras sonaba que un estremecimiento le recorrió el cuerpo. Era su canción, la de ambas, y estaba ahí para hacerle recordar todo su pasado de nuevo.

Como un acto reflejo, la respiración de Amelia se agitó al ritmo que su corazón, bastante acelerado desde el momento en que se iluminó el King's. Tenía que salir de allí lo antes posible, así que trató de darse media vuelta conforme pudo y antes de subir el siguiente escalón, una voz la detuvo desde la oscuridad de la barra.

- Espera, Amelia –le dijo aquella dulce voz- No te vayas aún.

El sonido de la voz de Luisita hizo que cerrara los ojos instintivamente, como si tratara de imaginar que estaba en una de sus tantas y recurrentes pesadillas e interiormente se repitió que aquello no estaba pasando. Tenía tanto miedo de volverse y mirarla a los ojos, que prefirió seguir de espaldas, mientras el retumbar de los tacones de Luisi le hacía presagiar que se estaba aproximando a ella.

- Ven, por favor, baja aquí conmigo –le dijo Luisita mientras le tendía dulcemente la mano.

Amelia se volvió y se quedó absorta mirando la mano tendida de Luisita. Aquella escena le hizo volver otra vez a un tiempo atrás, al momento en que Luisi le daba su mano de la misma manera que ahora estaba haciendo. La canción seguía sonando, pero Amelia no podía jerarquizar cada uno de los pensamientos que la estaban invadiendo. Con su mano, cerrada fuertemente en el interior del bolsillo del abrigo, la vedette continuaba evitando cualquier tipo de contacto con Luisita, ya fuera físico o visual, que pudiera hacerla dar marcha atrás a todos sus planes. Se maldecía por haber caído en la trampa y tenía la necesidad de huir rápidamente de allí, pero, en cuanto levantó la vista y la miró a los ojos durante más de un segundo, terminó por ceder y bajó las escaleras hasta llegar al sofá que había junto al escenario.

Luisita suspiró aliviada al ver que todavía le quedaba una esperanza y no pudo evitar mirar al techo y encomendarse a quien hubiera allí arriba para que le echara una mano. Una vez terminada la canción, se apresuró a quitar la música y volvió rápidamente al sofá para que por fin se diera aquella conversación tan necesaria.

- ¿Qué quieres, Luisita? ¿Por qué haces todo esto? –se apremió a decir Amelia, quien sentía que aquello era todo un ataque a sus sentidos.

- Solo quiero hablar contigo, que podamos tener una conversación civilizada –afirmó un tanto nerviosa Luisita, a lo que Amelia se quedó en silencio- ¿Te ibas a ir sin despedirte de mí?

Directo y contundente, Luisita no estaba para contemplaciones y ya no se andaba por las ramas. Amelia se puso tensa al escuchar la pregunta y volvió su cabeza hacia el lado opuesto de Luisita, como intentando evitar que su sola presencia le bajara las defensas. Sin embargo, tenía claro que no había escapatoria que le hiciera poder evadirla.

- ¿Para qué hacernos más daño? –le decía al tiempo que notaba cómo Luisi le clavaba la mirada.

- Amelia, yo te quiero y sé tú también me quieres a mí... -le confesó mientras tomaba asiento junto a ella en el sofá, hecho que hizo que la vedette se tensara todavía más.

- No me interesa nada de eso ahora mismo –le espetó mientras se intentaba alejar de ella- Además, el autobús sale en una hora y me tengo que ir.

Y bailar juntas bajo la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora