El ruido de los tacones de una mujer golpeando en el suelo hizo que se diera la vuelta.
- ¿Le pongo algo? -preguntó acompañando sus palabras con una sonrisa cálida.
- Sí, algo fuerte, creo que lo voy a necesitar - respondió con pesadumbre aquella chica de cabellos oscuros.
- Vaya, no suena bien eso. ¿Qué tal un café? Quizá no sea fuerte, pero sí viene bien con el frío que está haciendo en Madrid.
Amelia tenía un día horrible, pero aquella chica de ojos brillantes y gran sonrisa estaba siendo muy agradable con ella. De pronto, toda su negatividad dejó paso a la ternura que le inspiraba que alguien que no conocía hiciera algo por ella.
- Venga, un café - dijo sonriendo por primera vez. Luisita le devolvió la sonrisa con ternura, sintiéndose victoriosa por haber logrado, al menos, mejorar un poco el estado de aquella chica.
- Aquí tienes - le tendió la taza con delicadeza- Me llamo Luisa, mis amigos me llaman Luisita o Luisi. Si necesitas algo más... -intentaba que se sintiera un poco reconfortada.
- Muchas gracias, Luisita. Soy Amelia - bebió un sorbo de aquel café - ¡Vaya! Tengo que decir que revive a un muerto -sonrió de nuevo.
- Muchísimas gracias -se sonrojó de pronto al notar cómo aquellos ojos marrones le clavaban la mirada- Tengo buena maestra, mi familia tiene un bar y mi madre siempre me ha enseñado cómo desenvolverme tras la barra. A lo mejor lo conoces, está en la plaza.
- ¿Tu madre es Manolita? - preguntó sorprendida- Claro que la conozco, del Asturiano.
- ¡Sí! Mi familia lo regenta y ella me enseñó todo. El King's es de mi hermana también.
- ¡Hombre! Acaparáis todo el sector -dijo jocosamente.
Al fin se rió con ganas, de pronto todo el mal humor que tenía se le disipó. Luisita hizo una mueca de lo más graciosa y Amelia dudó por un momento si había entendido el sarcasmo. Luego comenzó a reírse de aquella manera tan graciosa y Amelia no pudo más que mirarla con aún más ternura. Aquel mal día había dado paso a algo mucho mejor y eso que todavía no sabía lo que significaría para ella que Luisita Gómez se cruzara en su camino.
- Bueno -Luisita se encendió un cigarro- Quizá me meta donde no me llaman, pero me parece que no has tenido muy buen día.
- No - dijo con pesadumbre- Es que me han echado de mi trabajo.
- ¿Cómo? ¿Y eso por qué?
- En realidad me he ido yo, porque... -pausó un momento su voz y tragó saliva- mi jefe quería algo más que una relación laboral.
Luisita puso el grito en el cielo. Aquella muestra de rebelión conmovió a Amelia y la reconfortó. Después de explicarle por qué la habían despedido y su experiencia anterior en el mercado laboral, Luisita tuvo una feliz idea y se ofreció a ayudarla a encontrar otro trabajo. Amelia no podía creer su suerte, aquel ángel había aparecido en su camino para no sólo alegrarle el día, sino también para ayudarla. ¿De dónde habría salido aquella chica tan maravillosa? No tenía ni idea, pero desde ese instante tuvo la necesidad de saber más de ella.
***
La mañana siguiente, Amelia entró en el King's de una manera muy diferente a la que lo hizo el día anterior. Había encontrado un trabajo en el Hotel La Estrella y venía a darle las gracias a Luisita por haber intercedido por ella. Cuando entró la vio atareada en la barra y, al levantar la vista, la hija de los Gómez le dedicó una sonrisa enorme.
- ¡Luisita! Muchísimas gracias, de verdad. Vengo del hotel y empiezo mañana. No sé cómo agradecértelo.
- De nada, ya ves tú. Con que vengas de vez en cuando a tomarte un café, me vale.
- ¡Calla! Eso seguro -sonrió y le dedicó una intensa mirada - Eres mi ángel de la guarda.
Luisita se sonrojó ante el comentario y no pudo evitar agachar la mirada, gesto que no pasó inadvertido para Amelia. Las dos jóvenes comenzaron a hablar de todo y de nada durante un buen rato hasta que María entró en el bar y las sacó de su animada conversación.
- ¡Luisita! ¿Has encontrado ya a alguien para que actúe mañana? -preguntó nerviosa. El tiempo corría en su contra y no tenía actuación para el día siguiente. Como no encontraran a alguien pronto, el King's iba a empezar a perder atractivo y eso no era algo que se pudieran permitir.
- ¡Ay, María! ¿Pero de dónde quieres que encuentre yo algo? Tú eres la actriz, la que se mueve por el mundo del espectáculo, seguro que algo se te ocurre.
- ¡Válgame, Dios, Luisi! ¿Es que no te das cuenta del problema que tenemos? Como no encontremos a alguien pronto, aquí no van a venir ni las pelusas del desierto -María se echó las manos a la cabeza y suspiró con pesadumbre- Perdón, no me he presentado, me llamo María, soy la dueña del local y la hermana de este desastre de niña.
- Yo soy Amelia -hizo una pausa- Disculpad, pero, ¿qué clase de espectáculo estáis buscando?
- No sabría decirte- puso los ojos en blanco- Quiero decir, queremos algo innovador, pero por lo visto mi hermana Luisa no sabe dónde encontrarlo...
- ¡María, no seas injusta! Apenas he tenido tiempo entre ayudar a mamá, el Asturiano, estar aquí... -empezó a acelerarse como siempre hacía cada vez que se ponía nerviosa.
- Bueno, - Amelia la interrumpió con delicadeza- yo puedo ayudaros. Si queréis claro.
Las dos hermanas se miraron intrigadas mientras Amelia sonreía consciente de que había logrado captar su atención. Amelia solamente les pidió que confiaran en ella, solo necesitaba un par de luces y una silla. Todo lo demás corría de su cuenta. María y Luisita no podían entender qué iba a hacer, pero no tenían otra cosa, así que accedieron. Acordaron la hora a la que tenía que estar al día siguiente y se despidieron con la misma intriga pero con la certeza de que el King's tendría su espectáculo.
- ¡Luisa! Ven aquí -le instó su hermana- ¿De qué conoces a esta chica?
- Es clienta, la conocí ayer. Y va a trabajar con mamá en el hotel.
- ¡Madre de Dios, Luisi! Que apenas la conoces de nada... Y mañana tenemos a una desconocida que no sabemos qué va a hacer encima del escenario y a la que le estamos confiando media vida, ¡por Dios!
María estaba más intranquila que antes, pero no tenía más opción que confiar. Lo que no sabía era que aquella decisión que acababan de tomar iba a cambiar, irremediablemente, el destino de toda su familia.
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Y bailar juntas bajo la luna
FanficFinales de 1975. Plaza de los Frutos (Madrid). Amelia Ledesma y Luisa Gómez se conocen en un bar y, desde ese momento, la vida de ambas dará un giro radical. Una historia de cómo un encuentro fortuito puede cambiar la vida de dos personas, en una ép...