Capítulo 26

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Las siguientes dos semanas pasaron con normalidad, iba a la escuela en la mañana y me pasaba en las noches por el apartamento de Kath, ya me había hecho amiga de las chicas me la pasaba muy bien con ellas. Todavía estaba castigada pero me permitían ir a visitarla, de igual modo si estuviera prohibido lo haría, era mi hermana.

Lily no me había vuelto a hablar, pero me miraba con rabia todo el tiempo ¿No podía superarlo y ya? Por otro lado Hero y yo seguíamos avanzando con esa cosa rara que teníamos, no sabía que nombre ponerle ya que no salíamos realmente, solo teníamos algo y ya. Me había ayudado bastante los primeros días en que estuve deprimida por Kath, sus visitas nocturnas se habían vuelto costumbre pero aún tenía miedo de que en cualquier momento nos pillaran y ese sería el día de mi muerte.

Era viernes y estaba en mi última clase, el timbre sonó y todo se volvió un alboroto, recogí mis cosas y esperé a Hero. Ya íbamos por los pasillos cuando él me tomó la mano, enredo sus dedos con los míos y seguimos caminando ¿Qué había sido eso? ¿Por qué me había tomado la mano?

Las personas nos miraban como si fuéramos algo nuevo, éramos algo nuevo y yo estaba tan confundida como ellos. Cuando llegamos al aparcamiento me soltó y sacó las llaves de su bolsillo.

—¿Qué fue eso?—pregunté.

—¿Qué?

—Me tomaste la mano, frente a todos.

—¿No puedo hacerlo?

—Si pero, creí que no querías muestras de afecto en público.

—Estamos saliendo ¿no? Eso hacen las personas que salen.

Mi sonrisa no cabía en mi cara, había admitido que estábamos saliendo y me había tomado por sorpresa, pero la felicidad era enorme. Subimos al auto y me abroché el cinturón sin dejar de sonreír.

—¿Por qué sonríes tanto?—preguntó encendiendo el motor.

—Admitiste que estamos saliendo oficialmente.

—Ah.

Se quedó unos segundos mirando al frente sin decir nada, luego me miró y sacudió la cabeza antes de salir de aparcamiento. En el camino a casa tampoco dijo nada, se había puesto muy extraño desde lo que le dije pero no pensé que fuera algo de qué preocuparme.

—Nos vemos luego—me despedí de él con un beso y fui a mi casa.

Al entrar me encontré con mamá en la sala hablando con papá, los miré y fui a mi habitación. Dejé como siempre mi mochila en el suelo y me tiré en la cama para tomar una siesta, estaba exhausta.

...

—¿De nuevo no vas a cenar?—preguntó papá cuando me vio jugando con la comida a fría de mi plato, en realidad, a había comido, pero los últimos días les había hecho creer que había perdido el apetito y en las tardes me llenaba de barras de cereal o sándwiches que preparaba a escondidas para no tener hambre en la cena así fastidiarlos un poco.

—No tengo hambre—tomé una cucharada de puré de papa y lo dejé caer sobre el plato, era divertido.

—Vamos Mía, tienes una semana así.

—No es mi culpa.

—Solo quiere llamar la atención—se quejó mamá ¿Y a ella quien le había preguntado?

—Piensa lo que quieras.

—No me hables así.

—Ay—me llevé la mano a la boca con aire dramático—Olvidé darles la noticia.

THROUGH ME (Herophine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora