Capítulo 28

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La mañana del domingo me desperté bastante temprano, aunque apenas había dormido unas pocas horas. Después de dejar a Hero en el callejón fui en busca de Steph quien también me estaba buscando, le dije que no me sentía bien y me trajo a casa.

¿Cómo me sentía? Terrible, dolida y sobre todo decepcionada, mi subconsciente se burlaba de mí por darme tan mala vida con algo que apenas estaba empezando...en un sentido oficial, la cruda verdad era que me sentía atraída por Hero desde que se mudó.

Miré mi teléfono por enésima vez con una ligera y estúpida esperanza de que él me llamada o enviara un mensaje, no tenía pensado responder pero eso no lo hacía menos doloroso ¿Eso era todo lo que yo le importaba?

Para entretenerme comencé a ver las redes sociales, me encontré con unas cuantas fotos de Logan, resulta que después de la pelea que tuvo con papá a pesar de asegurarme que iba a pasar unos días en la ciudad, le surgió una oportunidad de ir a Ámsterdam y no la iba a desaprovechar, si fuera él tampoco lo haría.

Tenía que salir de la casa, tenía que hablar con alguien. Busqué el número de Kath en mis contactos y la llamé, nada. Intenté tres veces más pero no contesto, de seguro estaba ocupada. Decepcionada salí de la cama y me cambié el pijama, inconscientemente miré hacia la ventana de Hero, mi corazón se encogió a ver las cortinas cerradas.

Demonios, tenía que tener un poco de dignidad. Fui hacia mis cortinas y las cerré. Después de maldecir el mundo unas ochenta veces me decidí a salir. Tomé mi teléfono y llaves y salí de mi habitación sin saber a dónde demonios iría.

Al parecer el clima se había sincronizado con mi estado de ánimo, ya que desde el día anterior apenas y salía el sol. Mientras caminaba hice un resumen de todo lo que había pasado en menos de tres meses en mi vida, mi rompimiento con Luke, mi nueva amistad con Steph, mi extraña relación con Hero que terminó tan rápido como empezó...Porque habíamos terminado ¿cierto? Patee una pequeña roca que se interponía en mi paso enviándola lejos.

En ese momento quería ser otra persona, quería irme sin decirle a nadie y perderme en el mundo...tal vez podía hacerlo. Pero por el momento solo quería descargar mi ira caminando sin rumbo hasta encontrar otra cosa más eficiente. Empecé a alejarme del vecindario y en menos de lo que esperaba ya estaba en el centro de la ciudad y la brisa anunciaba que pronto llovería.

No me importaba si me mojaba, a lo mejor así pescaba un resfriado y me moría...no es cierto, no quería morir, aun. Entré a una cafetería para comprar una bebida, el caso era que tenía sed y de la nada se me había antojado un frappuccino helado.

El local estaba lleno, en su mayoría personas que compraban un café para poder quedarse allí a salvo de la lluvia que se avecinaba. Fui hasta la fila y me paré detrás de la última persona que la conformaba mientras miraba mis uñas.

Cuando alcé la vista vi una maraña de cabello rubio que resaltaba entre todas las personas por su altura. El me vio y sonrió con malicia.

—¿Mía?—preguntó al mismo tiempo que le indicaba a una señora detrás de él que podía pasar a pedir su orden y que luego iría el.

—Hola Nate—lo saludé mientras me acomodaba un mechón de cabello detrás de la oreja.

—Tienes muchas personas por delante—dio señalando la fila, al menos eran veinte personas—Ven conmigo.

—Oh, no, no es necesari...

—Vamos Mía, no te hagas de rogar.

Bufé y fui con él, la señora de antes estaba terminando de pedir su orden y los siguientes éramos nosotros. Cuando la chica del otro lado del mostrador lo vio se puso nerviosa, la entendía, Nate era tremendamente guapo, pero yo solo podía pensar en el estúpido de mi vecino.

THROUGH ME (Herophine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora