Capítulo 41

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Llamadas, mensajes, notas en la ventana que no tenia idea de como ponía. Así trababa de comunicarse Hero en los últimos cuatro días y yo solo me dedicaba a ignorarlo, enviándolo a buzón, no abriendo los mensajes y pidiéndole a Kath que retirara las notas porque no quería leerlas.

Apenas y salía de mi habitación, en primer lugar, porque estaba sufriendo de unos terribles y constantes dolores de cabeza y segundo porque sencillamente no tenia nada que hacer fuera de mi habitación. Al menos no había llorado, después de pasar esa noche en un mar de lagrimas me dije que eso no esa justo y ahora solo estaba enfadada.

Mis padres confundían mi estado de animo con el accidente y eso era un alivio, no quería darles explicaciones de nada. Steph me había ido a visitar después de la escuela y también vinieron algunos de los chicos a ver como seguía, pero al darse cuenta de que no estaba de humor se despedían.

Sabía que mi reacción era estúpida, no debía encerrarme en mi misma por eso, pero no podía evitarlo. Mis ánimos se habían desaparecido y solo quería estar acostada mirando la nada, durmiendo o viendo series, hasta el hambre se me había quitado, pero más que por mi decepción amorosa era porque no había parado de vomitar en los últimos dos días y odiaba vomitar, era un asco así que prefería no comer. Debía hablar de eso con Zed el día siguiente cuando fuera a consulta, eso no era normal.

La puerta de mi habitación se abrió y Kath entró sonriéndome, no pude evitar sonreírle también, ella me contagiaba su buen humor y la adoraba por eso.

—¿Me acompañas al super?—preguntó haciendo ojos de cachorro.

—Kath...

—Por favor, te compro lo que quieras.

—No tengo hambre.

—Por favor.

—Solo porque eres mi hermana—accedí rodando los ojos y ella dio saltitos aplaudiendo, a veces parecía ser la menor.

—Te espero en el auto. Te amo.

—Y yo a ti.

Mi hermana salió de la habitación y me vi obligada a separarme de mi cómoda cama. Un mareo repentino por levantarme de golpe me hizo ver todo dando vueltas, pero me recuperé en seguida y fui hasta el clóset. Me puse pantalones de yoga y una camiseta de Bob Esponja antes de ir por mis tenis y ya estaba lista.

Cuando salí de la casa tuve miedo de encontrarme con Hero, pero por suerte no pasó, su auto ni siquiera estaba cerca ¿Cómo demonios conducía con un brazo enyesado? Subí al auto y me puse el cinturón, muchas personas del hospital creyeron que desarrollaría una especie de trauma con los autos después del accidente, pero no había pasado, si me daban un poco de nervios, pero no a los extremos de sentir terror.

—Esta mañana eran siete—habló Kath, la miré con el ceño fruncido.

—¿Siete qué?

—Notas.

—Oh...¿Le dijiste que dejara de hacerlo?—comencé a jugar con mis dedos más pálidos de lo usual.

—Como si no lo conocieras, Mía.

Tenia razón, Hero nunca hacia caso, era demasiado terco.

—Ya se cansará.

—Yo que tu no estaría tan segura...—suspiró y se detuvo en un semáforo que estaba en rojo—Deberían hablar, no te estoy diciendo que lo perdones, solo que hablen, tal vez así te deje en paz.

No respondí, me limité a mirar por la ventana porque no sabia que decir. Eso era lo que estaba evitando a toda costa, hablar con él porque eso solo significaba dos cosas, o resolvíamos el problema o terminaba todo. No sabía si quería terminar con él ¿Debía hacerlo? Estaba en una maldita encrucijada.

THROUGH ME (Herophine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora