- capítulo 20 -

1.6K 73 61
                                    

Cuando llegué aquel lunes a clase, Marilia no tardó ni dos segundos en venir corriendo a abrazarme.

-Julita, ¿estás mejor?

Asentí con la cabeza y me senté en mi sitio, estaba de los nervios, pero no quería que se me notase.

El día siguiente a la fiesta amanecí con un dolor de cabeza insoportable, y Natalia se quedó todo el día conmigo, esperando a que se me pasase la resaca.

Después descubrimos que no era resaca, sino fiebre, por lo que estuve unos días sin salir de casa.

Días en los que Joan se sentaba en mi cama y me pasaba todos los apuntes.

¿Y Carlos? Carlos se fue el día uno a ver a su padre, al cuál habían trasladado a otro sitio, y no había vuelto todavía.

Hasta hoy.

No habíamos hablado nada estos días que habíamos estado separados, lo cual yo no sabía si me parecía bien o mal.

Pero el caso es que en unos minutos se sentaría a mi lado, y yo estaba atacada de los nervios, pese a que realmente hacía solo una semana que no nos veíamos.

La clase empezó, él no aparecía.

Pensé que probablemente llegaba tarde, pero nunca llegó.

***

Cuando esa misma tarde llegué a mi casa, no me esperaba para nada que él estuviese allí.

-¿Dónde estabas?- preguntó al verme entrar.

-¿Dónde estabas tú?- contesté yo, enfatizando el "tú".

-He llegado más tarde de lo que pensaba, y no me encontraba bien, por eso no he ido a clase. Te toca.

-Pues tenía pensado hablar contigo en clase, pero como no has aparecido pensaba que estarías a saber dónde, y me he ido a dar una vuelta con Miki.- dije, encogiéndome de hombros.

-Ah, con Miki...- susurró, bajando la cabeza.

¿Y a éste qué le pasaba ahora?

-Pues sí, ¿qué pasa?- pregunté.

-Nada que, pasas mucho tiempo con él y... no quiero molestar, si quieres que no volvamos a...- comenzó a hablar con nerviosismo, hasta que le corté.

-¿Que no volvamos a qué? Si nosotros solo nos hemos dado un par de picos insignificantes.

-Así que insignificantes, vale.- Carlos se levantó del sofá, dispuesto a subir las escaleras y, probablemente, encerrarse en su habitación.

-Carlos... No quería decir eso.

-Pues lo has dicho, ahora déjame en paz. Y tranquila, que no voy a volver a tocarte en mi vida.- dijo, notablemente molesto.

-Carlos, escúchame.

-No, ¿te enteras? No.- contestó brusco, girándose hacia mí.- No te voy a escuchar, porque el día que yo quise que me escuchases, tú pasaste de mí, así que no quiero que vengas ahora suplicando.

-Carlos, por favor.- tomé aire- Siento no haberte escuchado, pero pensaba que entendías que a mí me resultase complicado escuchar cómo me contabas que te gustaba alguien cuando nosotros estábamos en esa situación.

-Pues no entiendo por qué, si le dijiste a Natalia que estabas enamorada de Miki.

Fruncí el ceño, ¿qué cojones?

-¿De qué hablas?

-La noche de la fiesta, oí como le decías a Natalia que te estabas enamorando de alguien, pero que él te veía como a su hermana o algo así, estabas borracha, así que probablemente ni te acuerdes.

-Ahí te equivocas, lo recuerdo perfectamente, y en ningún momento dije el nombre de Miki, lo escuchaste a medias.- contesté, algo molesta por saber que había escuchado aquella conversación.

-Da igual, estaba claro de quién hablábais. Mira Julia, no quiero ser un estorbo, si quieres estar con Miki, pues ve con él, pero deja de jugar conmigo.

-No entiendo cómo puedes pensar que me gusta Miki, sinceramente.- dije, elevando quizá demasiado mi tono de voz.- Es que es absurdo, y además, no entiendo por qué estás así, si tú mismo me dijiste a mí que te gustaba otra.

-¡Yo no dije eso!

-¿Ah no? Mira Julia, he compuesto una canción para una chica. -dije, imitando su tono de voz.

Él no me contestó, solamente continuó subiendo la escalera hasta llegar al último peldaño de ésta. Y cuando estaba allí arriba, me miró.

Estaba roto.

Pero, ¿por qué?

Y como si me leyese la mente, me contestó.

-La canción era para tí.- dijo, o más bien gritó, enfadado, antes de encerrarse en su habitación con un sonoro portazo, el cual, juraría, se había oído por todo el vecindario.

-¿Qué ha pasado?- preguntó Joan, entrando en ese mismo momento por la puerta de casa.

Yo no dije nada, sólo negué con la cabeza, sintiendo cómo mi cara se empapaba de lágrimas.

Joan vino a abrazarme, y ahí sí que me rompí de verdad.

Lloraba sin control, aquella discusión me había dolido más de lo que nunca querría admitir, sobretodo porque había sido en vano.

Ambos sentíamos lo mismo, y aún así, lo complicábamos todo, ¿por qué?

Porque quizá no podíamos estar juntos. Era ilógico estarlo.

__________

Pillando wifi de un restaurante, parte dos xd

Una cosa (importante):
He publicado un one-shot Julright, se llama "Lo Haremos Bien" y lo podéis encontrar en mi perfil, espero que os guste mucho.✨🖤

Lo Siento; julrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora