- capítulo 22 -

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Cuando llegué a casa, muy nerviosa, me lo encontré esperándome en la puerta.

Debió de notar cómo estaba, porque me sonrió, cosa que me tranquilizó un poco.

-Bueno...

-Ya lo sé, Julia.

-¿Qué sabes?- pregunté, poniéndome nerviosa de nuevo.

Se acercó a mí, mucho.

-Que era yo la persona de la que hablabas con Natalia.- dijo cogiéndome por la barbilla, haciendo que nuestros ojos se encontrasen.

No respondí, me quedé embobada mirándole, y me di cuenta de que él estaba igual.

¿Por qué no podíamos ser normales?

Aunque quizá era precisamente aquella anormalidad lo que nos atrapaba a ambos, lo que nos hacía ser nosotros.

-Julia, yo ya no puedo más.- dijo, acercándose más, tanto que nuestros labios estaban a punto de rozarse.

-Ni yo.

-¿Estás segura de esto?

-No.- susurré -pero me da igual.

Me acerqué un poco más, consiguiendo, al fin, el roce de nuestros labios.

Carlos jadeó en mi boca, lo que me hizo soltar un suspiro.

Y como si me leyese la mente, fue él quien juntó nuestras bocas por completo, sabiendo que yo no tenía el valor suficiente.

Ese beso fue la chispa que inició el incendio.

Nos besábamos con pasión, aunque Carlos, de una manera u otra, conseguía que todo fuese bonito. Quería que yo estuviese cómoda.

Me sorprendí a mí misma cuando fui yo la que introdujo primero la lengua en su boca. Él también se sorprendió, pero fue el aliciente que necesitaba para dejar de ser tan cuidadoso.

Subimos las escaleras con cuidado, pero sin dejar de tocarnos, porque sí, habíamos acabado recorriendo con las manos el cuerpo contrario.

-Si seguimos así se va a la mierda lo de ir con cuidado, ¿lo sabes, no?- preguntó, separando sus labios de los míos.

-No quiero pensar en eso ahora.- contesté como pude, pues realmente no era capaz de hablar en aquel momento.

Y entonces, pillándome completamente desprevenida, metió sus manos por dentro de mi camiseta, acariciando mi piel. No tardó en deshacerse de ésta y del resto de mi ropa, lo cual proporcionó la completa accesibilidad para hacerme lo que él quisiese.

Yo no fui menos, tomé el control de la situación, y en menos de dos segundos ya estaba gimiendo en mi boca.

Nos entretuvimos un rato el uno con el otro, pero yo no tardé en querer más, en necesitar más.

Y él estaba igual.

-Carlos...

-Julia...

-Te necesito.- dije antes de volver a juntar nuestros labios.

Y justo entonces pasó algo que los dos tuvimos que haber previsto, pero no lo hicimos.

Mi madre acababa de entrar en casa.

-Mierda Carlos.- dije levantándome de golpe, y comenzando a vestirme.

Todas las ganas que tenía de hacerlo ahí mismo se esfumaron, dejando en mi cabeza solamente el miedo a que mi madre nos encontrase así.

-¿Pero qué haces ahí tumbado? Tienes que esconderte.

-Julia, no puedo ni pensar en este momento.

Cogí su ropa del suelo y se la pasé, después abrí la puerta de mi habitación y, comprobando que mi madre estaba todavía en el piso de abajo, por lo que no podría vernos, cogí a Carlos del brazo, llevándole hasta el baño.

-Date una ducha de agua fría o algo, no sé.- dije, sonrojada de repente al hablar con él de esto.

-Esto no acaba aquí, que lo sepas.- contestó, antes de encerrarse en el baño.

Aquello me puso nerviosa, pero me sacó una sonrisa inexplicable en el rostro.

Y es que quizá hacer las cosas sin pensar no estaba tan mal, y aunque no sabía qué iba a pasar con nosotros, tenía claro que eso había que terminarlo, y que tanto él como yo íbamos a aprovechar cualquier ocasión para ello.

Y estaba ansiosa por que llegase el momento.

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No sabéis las ganas que tenía de subir este capítulo...

Bueno, me las piro, voy a estar fuera de casa, pero supongo que sobre las 4 o así tendréis el siguiente capítulo.

Gracias por leer. ✌🏽

Lo Siento; julrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora