- capítulo 3 -

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Carlos ya llevaba varios días aquí. Yo intentaba hablar con él lo menos posible, y cuando lo hacía, no solía ser muy agradable. Pero era lo que tenía que hacer.

También había evitado llevarlo conmigo a mis planes, porque eran mis planes. Estaba quedando solo con las chicas expresamente, porque sabía que Joan ya le había presentado a todos los chicos del grupo, y al parecer se habían hecho amigos.

Así que desaparecí de los planes en grupo, limitándome a aprovechar los últimos días de verano en casa de Noelia. Pues a las otras chicas también había terminado por caerles bien mi... Bueno, lo que sea que fuese para mí.

-Oye, ¿vas a ir a la playa con el resto esta tarde?- preguntó Noelia, sacándome de mis pensamientos.

-No sé...

-Tampoco puedes pasar del grupo eternamente, Juls. Yo sí que voy a ir.

-Pero es que estará allí mi hermanastro.- me quejé.

-¿Y? Venga ya, pero si es un amor de persona.- dijo Noelia.

-Me lo pensaré.- dije zanjando el tema.

Estuve un poco más de tiempo con Noelia, y cuando iba de camino a mi casa, me llegó una llamada.

-¿Miki?

-¡Hola! Quería saber si vas a venir hoy.- dijo a través de la línea telefónica.

-Ni idea.

-Va Julia, van a ir todos, no nos dejes plantados, tenemos que quedar los dieciséis.

¿Dieciséis? ¿Cuándo se había integrado tanto Carlos que ya era uno más?

-Además, mañana empiezan las clases, estaría guay que vinieses.- siguió insistiendo.

-Bueno, iré. Pero no me seáis tan pesados.

-¡Bien! Nos vemos luego Juls.- dijo antes de colgar.

Justo entonces, llegué a mi casa, que para mi asombro estaba en total silencio.

Extrañada, miré el móvil, y efectivamente, tenía dos mensajes, uno de mi madre, y el otro de Joan.

Mamá: He salido a hacer unos recados, volveré por la tarde, aunque Joan me ha dicho que os vais a la playa, así que hasta esta noche no nos veremos. Pórtate bien con tus hermanos.

Joan: Voy a comer con Miki, Alba y Natalia, así que os quedáis Carlos y tú solos. No le mates.

Suspiré, era la primera vez en años que estábamos solos en la misma casa.

Y encima tendría que hablar con él, porque la comida no se hace sola.

Dejé el bolso tirado en cualquier parte, y subí apresuradamente las escaleras.

Entré en la habitación de mi querido hermanastro. Y me arrepentí al segundo de cruzar la puerta.

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Este capítulo... digamos que no es de mis favoritos (el siguiente me gusta bastante más jeje)

Gracias por leer.

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Lo Siento; julrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora