- capítulo 24 -

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Hacía un rato que ya no cantaba nadie, pero sonaba música de unos altavoces.

En ese momento, empezó a sonar "New Rules", Carlos se acercó a mí y me tomó del brazo, haciendo que me separase de María y África.

Me llevó a un lado un poco apartado del salón.

-¿Qué haces?- pregunté.

-Bailar contigo.

Me cogió de ambas manos y comenzó a darme vueltas, consiguiendo que yo riese a carcajadas.

En una de éstas, me pegué a él, aún riendo.

Entonces empezamos a bailar muy, muy pegados.

-¿Tan juntos sí o no?- preguntó, prácticamente en mi boca.

-Tan juntos sí.- dije, consiguiendo el roce de nuestros labios.- Ven.

Le llevé de la mano a un baño, nadie nos vió.

Cerré la puerta detrás nuestro, él me cogió y me colocó encima del lavabo, besándome con ganas.

-No creo que a Natalia le haga mucha gracia que lo hagamos en su baño.- dije, separándome de él.

-No pasa nada, sólo quería estar contigo.- dijo juntando nuestras frentes y dándome un pico tierno.

Sonreí, no pude evitarlo.

Y es que cuando pensaba que simplemente necesitábamos solucionar aquella tensión para volver a ser hermanastros normales, él me demostraba que no, que lo nuestro iba más allá.

Continuamos dándonos pequeños besos, con sonrisas de por medio, cualquiera que nos viese diría que éramos súper pastelosos.

-Ostia chicos, perdón...- Ricky, uno de los amigos de Amaia, irrumpió en el baño.

Mi pregunta era, ¿por qué no cerramos la puerta con pestillo?

Salió del baño rápidamente, Carlos y yo nos miramos un segundo y salimos tras él.

Le encontramos en el baño de arriba.

-A ver, que yo sólo quería mear, cuando termine os dejo seguir, pero esperad.- dijo desde dentro.

Yo rodé los ojos y Carlos se rió, parecía que le divertía la situación.

-Ricky, ¿podemos hablar?- le dije una vez hubo salido.

-¡Claro! Venid conmigo.- avanzó alegremente por el pasillo hasta llegar a una habitación, la cual creía recordar que era de Amaia.

Llamó a la puerta, nadie contestó.
Pegó la oreja a ésta antes de abrirla.

Yo le miré extrañada.

-Podían haber estado aquí Amaia y Alfred, u otros, yo qué sé.- dijo, encogiéndose de hombros.- Por cierto, no me miréis así, que no voy a contar lo vuestro.

-Gracias.- suspiré, tranquilizándome.

-Pero soy un cotilla, y presiento que aquí hay salseo, así que como condición, quiero que me habléis de vosotros.

Miré a Carlos, él sólo se reía.

-Deja de reírte.- dije, dándole un pequeño empujón.

-Es que estás súper roja, eres un bebé.- contestó, revolviéndome el pelo, a lo que yo sonreí.

-Oye, pero no me dejéis de sujetavelas.- se quejó Ricky, de brazos cruzados.

-Pues a ver... ¿Tú sabes que en realidad éramos hermanastros de pequeños, no?- comencé.

-Sí.

-Pues hace poco se tuvo que mudar a mi casa, por lo que se podría decir que somos hermanastros.

-Pero en realidad no somos nada.- intervino Carlos.

-Novios.- dijo Ricky.

Negamos con la cabeza.

-Pues lleváis un encoñamiento encima...

Me sonrojé más todavía y Carlos, para variar, se rió.

-Ya empezamos otra vez, no me bastaba con ser el sujetavelas de mi grupo que también soy el vuestro.

-Pues en realidad no hay nada que contar... Sólo nos hemos dado un par de besos.- dijo Carlos.

-Ya, y yo soy hetero.- comentó Ricky, riendo.

Solté una carcajada y me dispuse a contarle nuestra peculiar historia al mallorquín, sorprendiéndome de lo bien que se lo tomó, dándonos apoyo y diciéndonos que si necesitábamos algo o teníamos algún problema no dudásemos en llamarle.

Ese día me quité un pequeño peso de encima, cosa que, poco a poco, se empezaba a notar.

Estaba feliz, quería seguir explorando mis sentimientos junto a Carlos.

Y lo haría.

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Maratón 3/4 💜

Gracias por las 6K jo, y fue ayer literalmente cuando llegamos a 5...🤧

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