Bajé las escaleras muy lentamente.
- ¡¿Pero qué haces?! - me regañó Alice.
- Tengo... que ir... a comisaría. - el esfuerzo de cada peldaño me obligaba a dejar de hablar.
- ¿¡Pero estás loco!?
Ella vino a agarrarme y me ayudó a bajar. Tuve que sentarme en el sofá a descansar.
- Eres un bruto. ¡¿Pero cómo vas a ir en este estado?!
Elliot había tenido que contarle a Alice lo que sabía, y ahora ella estaba neurótica perdida y apenas me dejaba moverme de la cama. Le agradecía sus cuidados, pero me gustaba tener libertad.
- ¿Quieres apagar eso?
Ella estaba escuchando la radio, y estaban poniendo "No son of mine", de Genesis.
- ¿El qué? ¿La música?
- Sí, odio esa canción. Es como escuchar mi vida. - me quejé.
Ella fue a apagarla y aproveché su distracción para intentar ponerme en pie y salir de casa, pero apenas había caminado tres pasos cuando se volvió a girar.
- ¡Marcel! - me regañó.
- ¡Ahrg! ¿Y si en vez de quejarte conduces tú y me llevas hasta allí, eh? - protesté - Voy a ir con o sin tu ayuda.
Ella resopló y se acercó a mí para ayudarme a caminar.
- Está bien. - salimos por la puerta - ¿No crees que se fijarán en que caminas raro?
- Les diré que me caí esta mañana en la bañera. - me reí.
- Tienes una respuesta para todo, ¿no?
- Ojalá.
Me senté en el asiento del copiloto y la ayudé a ajustar el asiento. Después nos pusimos en marcha.
- Sé que es un poco raro que te lo pregunte a estas alturas, pero ¿va a ser niño o niña?
- ¿De verdad te estás interesando por alguien que no sea tu persona? - se rio - Niño.
- No sé por qué dices eso. Yo me preocupo por los demás.
- Sí, seguro.
- ¿Habéis pensado algún nombre? - pregunté después de un rato.
- Elliot le quiere llamar Arnaud. Yo, Hunter o Ezra.
- Qué horror. Creo que por una vez estoy de acuerdo con Elliot.
- ¡Bah, francófonos! - se rio.
Nos volvimos a quedar en silencio.
- ¿¡Cómo que soy egocéntrico!? - volví a protestar.
Ella se empezó a reír.
- Ya hemos llegado. - anunció - ¿Te espero aquí?
- No sé cuánto voy a tardar.
Saqué unas gafas del bolsillo de mi chaqueta. Alice me miró raro.
- ¿Qué?
- ¿Eres miope?
- Desde los doce años. El otro día perdí una lentilla. - expliqué.
Sí, en alguna caída la había perdido. No sabía si fue cuando me golpearon la cabeza, cuando me choqué con el chico de la navaja o cuando me caí por las escaleras. El caso es que me tendría que conformar durante un tiempo.
- Estás... raro.
- Ya lo sé, en cuanto tenga tiempo iré a por otras lentillas.
- No, te quedan bien.
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Los crímenes de Marcel Peeters
ActionMarcel Peeters es una persona manipuladora, inteligente, pero sobre todo ambiciosa. Prueba de ello es su reciente interés en acceder al mundo del tráfico de drogas. Para ello deberá recuperar a su grupo de socios que, tras una estafa fallida en el p...