- ¡Marcel! ¡Marcel! ¡Mañana voy a ir a la escuela! - gritó Arnaud al verme entrar por la puerta.
- Llámale Papá. - dijo mi madre.
Fruncí el ceño: no estaba de humor para discutir con ella sobre ese tema.
- ¿Qué haces despierto a estas horas? - le pregunté al niño.
- Estuve viendo una película con Mamá.
- Vete a dormir, es muy tarde. - le ordené.
El niño obedeció y subió las escaleras.
- Hay algo que... - empecé a decirle a mi madre.
- ¡Marcel!
Alice vino a abrazarme desde la cocina.
- Me tenías preocupada.
- Necesito que me... - intenté explicar de nuevo.
- ¿Puedo entrar ya? - se asomó Maverick por la puerta.
Le había dicho a Maverick que no entrase en casa hasta que yo se lo indicase, pero no me hizo caso. Le puse cara de enfado.
- ¡¿Pero yo que te he dicho?! - protesté en inglés.
- ¡¿Quién es este?! - preguntó mi madre.
- Este es Maverick. - me giré hacia ellas.
Tanto mi madre como Alice tenían la boca abierta de la sorpresa. En aquel momento mi padre llegó al salón y, de la impresión, retrocedió un paso.
- Es un viejo conocido. - empecé a explicar - Me he encontrado con él y...
- ¡Marcel! - protestó mi madre.
- Necesita ayuda. - continué - No será por mucho tiempo.
- Está enfermo. - dijo Alice.
Maverick no entendía nada (no hablaba francés), pero al escuchar la voz de Alice alzó la cabeza: sabía que la había reconocido. Él la había escuchado llorar cuando había venido a mi casa.
- Yo... Le hice daño en el pasado. Se lo debo. - dije.
- Marcel, creo que no eres consciente de... - empezó mi madre.
- Yo me ocuparé de todo, ni notaréis su presencia. - añadí.
- ¿Volvemos a las andadas, Marcel?
Ese último comentario sarcástico de mi padre me hizo fruncir el ceño y apretar los dientes.
- ¿A qué te refieres, Claude? - preguntó mi madre.
- El chico sabe de lo que hablo. - sonrió irónicamente.
Por supuesto que sabía a qué se refería, aunque Alice y mi madre no tuviesen ni idea. Había sido un golpe bajo y quizás sus palabras me cabrearon más de lo que deberían.
- Eso sólo ocurrió una vez. - me defendí.
- ¿De qué hablais? - preguntó Alice.
Ignoré su pregunta.
- ¿Qué está ocurriendo? - me preguntó Maverick, inquieto tras notar un aumento de la agresividad en nuestro tono de voz.
- Nada. - mascullé.
- ¿Qué le pasa?
Arnaud acababa de bajar las escaleras, ya con el pijama de Spiderman puesto. El aspecto de Maverick le daba miedo, o por lo menos le hacía sentir curiosidad.
- ¡¿Quieres irte de una puta vez a la cama?!
Le grité. Sí, le grité al pobre niño sin tener la culpa de nada. Estaba irritado y no supe medir ni mis palabras ni mi tono. Arnaud subió corriendo a su habitación.
ESTÁS LEYENDO
Los crímenes de Marcel Peeters
AksiMarcel Peeters es una persona manipuladora, inteligente, pero sobre todo ambiciosa. Prueba de ello es su reciente interés en acceder al mundo del tráfico de drogas. Para ello deberá recuperar a su grupo de socios que, tras una estafa fallida en el p...