Llegamos bastante bebidos a casa y empapados por la lluvia. Y con bastante me refiero a que Maverick casi no se tenía en pie y yo llevaba una sonrisa tonta en la cara de la que no era del todo consciente.
- ¡Ya estamos en casa! - grité.
Apoyé a Maverick en el suelo. Estaba mareado y había tenido que cargar con él desde el centro de Dinant hasta la granja.
Unos pasos acelerados descendieron las escaleras.
- ¡¿Quieres bajar la voz?! Arnaud duerme. - me regañó Alice entre susurros.
- ¡Anda! ¿Ahora nos hablamos? - continué en el mismo tono.
- ¡Marcel, por favor!
Ella giró la cabeza y vio a Maverick tirado en el suelo.
- ¡¿Qué le ha pasado?! - preguntó.
- Después de una semana entera sin hablarme, casi había olvidado tu voz. - seguí sin prestar atención a lo que ella me decía - Eres cruel.
- ¿Cruel? ¿Yo? - se rio más que nada por no gritarme.
- Sí, tú. Sabes que odio la soledad y el silencio, que me aterran, y escogiste el castigo más cruel.
- Marcel, no me hagas hablar...
Ella se iba a agachar para comprobar que Maverick siguiese respirando, pero yo la detuve.
- Suéltame. - me ordenó.
Seguí agarrando su brazo con mi mano derecha, mientras que con la izquierda acariciaba su cintura.
- ¿Por qué eres tan perfecta?
- Por Dios, ¿se puede saber cuánto habéis bebido? - puso los ojos en blanco.
- No mucho, te lo prometo.
- Mentir no se te da tan bien como tú crees.
Me empecé a reír como un loco y ella me tapó la boca.
- ¡Arnaud y tus padres están dormidos!
- Soy un mentiroso.
- Pues sí.
Intentó liberarse de nuevo de mi agarre para acercarse a Maverick pero no pudo.
- Podría estar en coma etílico. - protestó ella.
- ¡Soy un mentiroso! - reí - ¡Siempre lo he sido! ¡Ni siquiera soy belga!
En aquel momento alcé las manos al cielo, lo que permitió que ella comprobase que el chico todavía respiraba.
- ¿Maverick? - lo sacudió un poco - ¿Estás bien?
- Cuando llegué al mundo, mis padres estaban de vacaciones en Francia, - yo seguía a mi bola - concretamente en una exposición sobre Marcel Duchamp. ¡Marcel Duchamp!
- ¡¿Pero quieres callarte?! - me gritó, sin darse cuenta de que ella también había elevado la voz.
Maverick poco a poco fue abriendo los ojos: sólo se había quedado dormido.
- ¡Soy francés! ¡Francés!
- ¡Me ha quedado bien claro! - intentó cortarme ella.
Maverick trató de levantarse y ella quiso ayudarle, pero él no le dejó y subió las escaleras por su propio pie, casi a gatas.
- Qué cabrón... Me hizo cargar con él todo el camino y está perfectamente. - gruñí.
Alice me sujetó la cabeza, intentando mirarme a los ojos. Quise besarla, pero ella se apartó.
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Los crímenes de Marcel Peeters
AcciónMarcel Peeters es una persona manipuladora, inteligente, pero sobre todo ambiciosa. Prueba de ello es su reciente interés en acceder al mundo del tráfico de drogas. Para ello deberá recuperar a su grupo de socios que, tras una estafa fallida en el p...