Willow parecía muy tranquila. Estaban a punto de cargar las cajas de botellas de "Batman".
- Va a ser grandioso, Marcel. - sonrió, orgullosa.
- No esperaba menos de tí, Will. - sonreí.
En el puerto empezaba a soplar algo de viento frío. Estábamos sólo Willow y yo. Los demás (Kevin, Prim, Ernest y Axel) estaban en la boda de Elisabeth y Jerry. No sentía ni una pizca de arrepentimiento: las cosas habían cambiado.
Entonces escuchamos un tiro y uno de los subordinados de Willow cayó al suelo. A aquel tiro le siguieron muchos más.
- Mierda... - dijo ella.
Sacó dos pistolas de los bolsillos interiores de su abrigo y me lanzó una de ellas.
- ¡Ponte a cubierto! - me ordenó.
- ¿¡Qué está ocurriendo!?
No hizo falta que me contestase: vi como dos de nuestros atacantes sacaban una caja del palé y se la llevaban. Nos estaban intentando robar la mercancía.
Ella disparó a uno de ellos en el talón y el hombre cayó al suelo con la caja. Dos más empezaron a dispararnos desde detrás de unos contenedores.
Yo estaba paralizado y fue Willow la que me tuvo que empujar para que me escondiera detrás de una caja metálica.
- ¡Si se acercan a tí, no dudes, dispara! Pero si disparas, sabrán tu posición, así que no lo hagas a no ser de que sea estrictamente necesario.
- ¡Esto no entraba en mis planes! - grité.
- ¡¿Te crees que en los míos sí?!
Ella salió corriendo para buscar una posición mejor desde la que disparar. Yo miré asustado el arma en mis manos. Nunca había visto una de cerca...
Cada vez eran más y como mínimo, ya se habían llevado seis cajas. Tanto nuestros atacantes como los hombres de Willow iban armados, y me encontraba envuelto en un tiroteo. No podía moverme sin arriesgarme a recibir un tiro. Mientras unos cargaban a toda prisa el barco, otros los cubrían y protegían la mercancía que quedaba, pero Willow ya había perdido tres hombres.
Entonces un todoterreno llegó al puerto y de él bajaron varios encapuchados, uno de ellos con una metralleta. Escuché pasos a mi espalda y, aunque intenté disparar, no me dio tiempo antes de recibir un golpe en la cabeza y quedarme inconsciente.
_____
- ¡Marcel! - Willow me estaba sacudiendo - ¡Esto se está poniendo muy feo, tenemos que irnos!
Me costó ponerme en pie.
- Tenemos que dividirnos. Ve por allí, por detrás de esas cajas. Yo iré por el otro lado. No pueden pillarnos juntos. - explicó - ¡Corre, la policía se acerca!
- ¡He perdido la pistola! - miré a mi alrededor.
- ¡Tú corre!
Obedecí y me puse en marcha. Corrí de escondite en escondite lo más rápido que pude. Al fondo todavía se escuchaban los disparos y estos empeoraban mi dolor de cabeza. Willow tenía razón: se acercaban sirenas.
Ya veía mi coche cuando me crucé con un grupo de encapuchados que parecían más preocupados por llegar a su furgoneta que por mí. Esperé detrás de una grúa pequeña a que pasasen. Cuando creí que ya habían pasado todos, salí de mi escondite. Entonces me choqué de frente con un chico que se acababa de quitar la capucha y caímos al suelo. Era muy joven aunque las drogas le habían marcado y por ello parecía mayor de lo que realmente era. Además, todavía estaba más asustado que yo.
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Los crímenes de Marcel Peeters
ActionMarcel Peeters es una persona manipuladora, inteligente, pero sobre todo ambiciosa. Prueba de ello es su reciente interés en acceder al mundo del tráfico de drogas. Para ello deberá recuperar a su grupo de socios que, tras una estafa fallida en el p...