Capítulo 20

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- ¿¡Me estás diciendo que hemos recorrido media Alemania en coche sin que tengas carnet de conducir!?

- ¿Y con qué dinero te creías que había pagado el examen? - se rio - Y baja la voz, "Friedrich Scheidemann".

Estábamos en un pub de Múnich, cenando unas salchichas con una salsa que nunca había probado. No me gustaba. De fondo, se escuchaba "Mr. Brightside", de The Killers.

Ya habíamos estado en Aquisgrán, Düsseldorf, Essen, Dortmund, Colonia, Fráncfort del Meno, Stuttgard y Núremberg. En ninguna de las ciudades habíamos tenido suerte: siempre nos veíamos obligados a huir antes de que nos encontrase la policía. Habíamos estado a punto de acabar en la cárcel en tres ocasiones, y sin embargo, Friedrich Scheidemann no daba aparecido. La esperanza de encontrarlo cada vez era más pequeña, y me sentía imbécil fingiendo ser un traficante alemán. Gritábamos mi nombre falso a los cuatro vientos, y todavía no teníamos ni rastro de su verdadero propietario.

- Esto es serio, Maverick. Podríamos habernos matado.

- ¡Qué va! Me enseñaron los de la banda cuando tenía catorce años y nunca he tenido ningún problema. Es más, conduzco mejor que tú, que sí tienes carnet. - señaló mi plato con su tenedor - ¿Te vas a comer eso?

- No. - se lo acerqué.

- Está buenísimo. - dijo antes de meterse otro cacho de salchicha empapado en la salsa repugnante en la boca.

- Los escoceses no tenéis sentido del gusto para la comida.

- ¡Oh là là, señor francés! - se burló de mí.

Desde que se había enterado de que era francés no paraba de tomarme el pelo.

- Te he dicho mil veces que...

Maverick fijó su vista detrás de mi espalda. Cuando me giré, vi a una mujer acercarse directamente hacia nosotros.

- Sigue acercándose. - me informó Maverick, ya que yo ya volvía a mirar al frente.

Entonces noté como la punta de su pistola se apoyaba sobre mi cuello.

- No es muy buena idea apuntar a alguien en público. - dije con tranquilidad.

- Todos los aquí presentes trabajan para nosotros. - respondió ella - Este lugar es propiedad de Scheidemann, del verdadero Scheidemann.

Maverick sonrió, pese a la situación en la que nos encontrábamos. Por fin los habíamos encontrado.

- ¿Sabes? - me dijo con una sonrisa burlona -Ha habido mucha gente que se ha hecho pasar por Friedrich y de todas ellas, esta versión, la del Friedrich con acento francés y su lacayo con acento inglés, es mi favorita. Una pena que se acabe aquí mismo.

Entonces, la agarré por la cadera y le apunté con mi pistola a su vientre.

- Estoy sentado y no soy el mejor disparando, pero aunque no te mate, estoy seguro de que te puedo hacer mucho daño. - la amenacé.

La había pillado por sorpresa. Incluso Maverick parecía asustado.

- Me llamo Marcel Peeters. ¿Te dice algo ese nombre?

Ella se tomó un par de segundos para pensar.

- E-eres uno de los del Batman original. - tartamudeó.

- Exacto. Ahora, vas a llamar a Friedrich y le vas a decir que quiero proponerle una cosa.

Ella dudó y me examinó cuidadosamente, decidiendo que hacer. Me fijé en que el hombre que nos había atendido tenía sus manos sospechosamente escondidas detrás de la barra. Otros dos "comensales" se giraron y compartieron una mirada cómplice con el tabernero. 

Los crímenes de Marcel PeetersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora