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Mina se acomodó un mechón de pelo detrás de la oreja, algo nerviosa y un poco confundida del por qué había aceptado en primer lugar. Desde aquel día en el que se encontró brevemente con Momo, en compañía de Dong, dejó de frecuentar muchos de los lugares que ella amaba para evitar a toda costa otra coincidencia como esa.

Pero cuando Hirai se presentó la anterior noche, justo en fuera de su ventana, no tuvo escapatoria. 

—¿Podemos hablar sobre lo que pasó?— Había preguntado la chica aquella vez en las penumbras.— No me gusta que me evites, Mina.

—¿Cómo esperas que no huya de ti después de todo?— Mina se cruzó de brazos mirando a la contraria de manera severa.— Lastimaste a mi hermano y me utilizaste para ello.

—Lo sé.— La rubia se rascó la nuca con un notable nerviosismo en su expresión, temerosa de no ser capaz de remendar su error.— Por eso he venido, quiero arreglar las cosas entre nosotras.

La dureza en el semblante de Myoui titubeó.

—Llegamos a ser verdaderamente cercanas, Minari.— Su tono de voz fue bajando conforme cada palabra salía de su boca.— ¿No quieres regresar a esos tiempos en los que nos contábamos secretos? ¿O se te ha olvidado ya?

Un montón de imágenes se arremolinaron en la mente de la de cabellos negruzcos, recuerdos que aún llevaban algo de cariño y nostalgia consigo. ¿Que si los atesoraba? ¡Por supuesto! Después de todo, Momo había sido su amiga. Sin embargo, había en algo que los hacía tristes, como un tipo de mancha indeleble que llevaba escrito todo lo que sucedió días después. 

—No creo que sea lo mismo, Hirai.— La menor negó con la cabeza.— El daño está hecho.

—Fue un error.— La rubia despeinó un poco su cabello, frustrada por no poder convencerle. 

—¿Ah, si?— Preguntó irónica Mina.— Eso díselo a mi hermano.

Se dio vuelta, dispuesta a no volver a cruzar palabra con quien una vez fue su amiga, al borde de las lágrimas.

—Mina.— Su llamado serio le hizo detenerse.

—Déjame demostrarte que he cambiado.— Suplicó casi en un sollozo.— Hablaré con tu hermano si es necesario pero por favor, ya no te alejes de mí, Minari.

Momo apoyó su cabeza contra el marco de la ventana, derrotada, frágil, jugando la últoma carta que le quedaba para remendar sus actos. 

Momo enserio quería a Mina, quizá demasiado. Y no estaba dispuesta a perderle.

 La menor suspiró. 

—Sólo una oportunidad.— Aclaró sin girarse pues sabía que si volvía a cruzar mirada con la otra, probablemente terminaría llorando a mares.

—¿¡Enserio!?— Casi exclamó la mayor con un pequeño brillo de emoción en sus ojos.— Mañana. En la cafetería. No te arrepentirás, Minari, lo prometo.

El sonido de los pasos de Hirai alejarse, una amargura en su pecho se hizo presente. 

Algo seguía ahí.

Se recostó en la cama a un lado de Nayeon que seguía durmiendo como si de un bebé se tratase, completamente ajena a todo el revoltijo de pensamientos fugaces que pasaban por su cabeza en aquel momento.

Había hecho lo correcto ¿Verdad?


boyfriend ➳ michaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora