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—Muy bien, cumpleañera—Dong estaba sentado frente a ella con sus ojos rebosantes de emoción. Tenía las manos detrás de sí y se movía de vez en cuando para evitar que fisgoneara—Hay dos bolsas de regalo disponibles para abrir. Uno bueno y uno malo.

» ¿Cuál deseas que sea primero?

Sin dudarlo, la japonesa señaló la diestra del adverso con una sonrisa confiada. Por alguna razón se sentía bastante segura de una acertada elección. 

Una risita involuntaria afloró en sus labios cuando divisó a Dong, poniéndose de pie y caminar hasta posicionarse a su lado con una pequeña caja entre sus manos. Y, sin pensárselo mucho, se lo arrebató de las manos para abrirla por su cuenta.

Un jadeo salió de su boca al ver el contenido de esta. Con entusiasmo sacó su regalo de la caja para verlo mejor. Era un collar grabado con el dibujo de un adorable pingüino. 

—Es precioso, Dong—Apretó el dije entre sus manos—. Muchas gracias.

Son negó con la cabeza y, antes de que pudiera usar una típica palabrería cursi de la que se había alimentado esa mañana como regalo especial para Mina, su celular timbró indicando que un nuevo mensaje había llegado. 

No jam bro🤙🏻:

Ya está todo listo. Trae a Minari en cuanto puedas, no seas envidioso y comparte un poco de su compañía ;)

Se le acababa el tiempo, así que apresuradamente colocó sobre la mesa la otra bolsa de regalo y de ella sacó un pequeño panqué, el cual tenía una pequeña vela en el centro.

—Mira que no es mucho—dijo rascándose la nuca—, pero espero que te guste.

La japonesa se mordió el labio.

—¿Qué no se supone que este era el regalo malo?

Al instante, una sonrisa burlona ocupó lugar en sus belfos. Y entre risas respondió:

—De verdad anhelas tanto ese regalo ¿Verdad?

Mina soltó una carcajada también.

—Quizá—No sabía si había sido su imaginación, pero le pareció ver que Myoui estaba guiñando su ojo—. Pero siendo sincera creo que nunca serías capaz de darme un regalo malo, DoDo.

—De hecho—coincidió el chico—. Si hiciera algo así, no me lo perdonaría jamás.

Sus miradas quedaron conectadas por un par de segundos más, sin mediar palabra, solo permaneciendo ahí, unidos, juntos, amándose con tacto cálido y miradas fulgurantes. 

El menor sacó del bolsillo una caja de cerillas y precedió a encender la vela.

—Anda, pide un deseo.

La otra cerró los ojos para concentrarse mejor mientras que su mente trabajaba por pensar en lo que podía pedir. Un tenue rubor se instaló en sus mejillas cuando este llegó por sí solo a su mente. 

—Deseo que partir de ahora, pueda pasar el resto de mi vida contigo, DoDo.

Tomó una bocanada de aire para después expulsarlo y apagar el fuego. Cuando abrió los ojos, se encontró con una expresión exagerada de pánico. 

—Pero ¿Qué has hecho?—Dong se levantó con rapidez y comenzó a caminar de un lado a otro de la cocina con el propósito de querer agregarle un mayor énfasis a su lamento— ¡Se supone que no debes decir tus deseos de cumpleaños en voz alta! Ahora ya no se cumplirá ese deseo.

Mina sólo atinó a soltar un triste "oh" como respuesta.

Un mal presagio, eso es lo que era. Pero ninguna de las dos lo sospechó en ese momento. 

 

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boyfriend ➳ michaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora