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No sabía que hacer, todo en su cabeza daba vueltas, enserio necesitaba hablar con alguien. Por su cabeza habían aparecido las imágenes de Nayeon y Jeongyeon pero rápidamente se lo negó pues apenas se habían arreglado y no quería interrumpir el grato momento que seguramente estaban pasando.

Soltó un pesado suspiro mirando indecisa por décima vez la puerta frente a ella ¿Estaba bien hacerle una pequeña visita sorpresa a Dong? ¿Y si le molestaba? Levantó su brazo, hasta la puerta, rozando apenas sus nudillos con la madera haciendo que la apartara rápidamente y revolvió sus cabellos  con ambas manos.

Aprisionó entre sus dientes su labio inferior con un poco de fuerza, no perdía nada con intentarlo ¿No es cierto?

Dio tres toques rápidos a la puerta, muy breves y esperó un par de minutos, con sus manos sudando y su corazón latiendo frenéticamente sobre su pecho.

La puerta fue abierta. Su piel se tornó pálida cuando una mujer un poco más alta que ella, de cabellos oscuros y rizados apareció por la puerta, con confusión destilando en su mirada. 

—¿Se te ofrece algo?— Preguntó la mujer.

—Mi nombre es Myoui Mina.— Se presentó por fin tratando de ignorar la expresión de sorpresa de la otra cuando escuchó su nombre.— ¿Dong se encuentra en casa?

Naeun frunció el ceño completamente confundida. ¿Dong? ¿Qué nombre tan ridículo era ese? 

—Perdone, pero creo que se ha equivocado de casa.— La señora Son le sonrió pequeño, apenada.— Aquí no vive ninguna persona con ese nombre.

Las mejillas de la extranjera se encendieron en un rojo intenso, mirando la placa a un lado de la puerta , corroborando que, en efecto, ella no se había equivocado.

Con rapidez sacó su teléfono de su bolso y trató de buscar alguna foto de su amigo, suspirando de alivio cuando la encontró mostrándosela a la mujer.

—Usted es la señora Son ¿No es cierto?— Recibió un asentimiento por parte de la mayor.— Soy amiga de su hijo, Dong.

 Myoui señaló su teléfono para después volver su mirada a Naeun quien, perdida, miraba atónita la fotografía en donde se retrataba a su hija sonriendo en grande junto a Mina.

¿Le estaban jugando una broma? Porque no tenía ni una sola pizca de gracia. 

Se lo pensó un momento. Si en realidad le estuvieran jugando una broma, hubiera notado algún rastro de diversión o alguna ligera risa por parte de Myoui... Pero nada de eso aparecía. 

Mina parecía tan segura de sus palabras que le era imposible dudar de ella.

Entonces solo pudo pensar en una cosa: ¿En qué jodida confusión se había metido su hija?

—¡Oh!— Exclamó como si acabara de recordar algo.— ¿Tú eres esa Mina de la que tanto habla mi hijo? Anda, pasa, Minari.

Naeun se hizo a un lado y dejó a la japonesa entrar a la casa, deseando para sus adentros que ese tal Dong se apresurara en llegar a casa.

—Dong no está en casa, pero no tarda en llegar.— Avisó.— Si quieres, puedes esperarlo en la sala de estar que se encuentra al fondo del pasillo.

—Gracias, señora Son.— Mina le dedicó una pequeña sonrisa para después dirigirse al lugar indicado, tomando asiento en el sillón de tres plazas blanco, justo en el medio.

Durante el tiempo que se mantuvo esperando, la madre de Dong en todo momento fue amable con ella, hablándole con calma con una sonrisa amable impregnada en los labios ¡Hasta le había ofrecido desayunar junto a ellos! Sin duda una mujer maravillosa.

La puerta principal se abrió y después unos apresurados pasos se escucharon hasta llegar hasta ella, encontrándose con su querido amigo apoyando ambas manos sobre sus rodillas, jadeando como si hubiera corrido un maratón. 

—Dong...

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boyfriend ➳ michaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora