boyfriend ➳ michaeng

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Dicho y hecho, pasados esos 15 minutos el timbre de la casa sonó y una pequeña sonrisa surcó sus labios por un breve instante. De camino a la puerta principal echó una última mirada en el espejo corroborando que su imagen era no-tan-lamentable y corrió (literalmente) hacia su objetivo para ver a su mejor amigo.

Grande fue su sorpresa cuando al abrir la puerta, casi de manera inmediata sintió un par de brazos flacuchos rodeándola por la cintura y apretando un poco fuerte. 

—Dong— Una risita se escapó de sus labios con ternura, deseando muy en el fondo que durara un poco más, solo un poquito— ¿Tanto te emocionaba verme?

El tono burlón de la japonesa causó que las mejillas de la otra se encendieran al instante, sintiendo repentinamente una oleada de vergüenza recorriendo todo su ser. Chaeyoung se separó de ella, azorada.

—Algo así—admitió la menor para después levantar la mirada y sonreír socarrona—. Por supuesto que no podía dejar pasar un desayuno gratis.

—Hey—Mina se separó de ella y llevó una mano a su pecho, fingiendo que estaba dolida por sus palabras—, lastimas mi pequeño corazón de pingüino.

Ambas soltaron una risilla cómplice. A decir verdad, eso es lo que único que necesitaba Myoui los últimos días, reír, aunque fuera por una boba broma. Y cuando estaba con Dong, simplemente las risas no paraba de florecer de manera espontánea.

—Anda, vamos a desayunar— Son rodeó con un solo brazo el cuello de la otra chica—. Mi estómago ruge de hambre.

Siendo así, se adentraron a la casa para, de una buena vez, saciar su apetito. Mina no sabía el por qué pero la vibra entre ellas se percibía diferente, más tranquila y linda... Más cercana.

Una sonrisa boba floreció en sus cerezos casi por inercia tras ese pensamiento y es que... ¿Cómo no sentirse así? ¿Cómo no permitirse fantasear un poco con la situación si todo parecía ir como viento en popa?

Hey, no pueden culparla, definitivamente no se encontraba en sus cinco sentidos. Cuando te gusta alguien, tu lógica y capacidad de razonamiento disminuye de manera considerable o bueno, eso había obtenido como resultado de su no-formal análisis cuando observaba de manera detallada la actitud de sus mejores amigas cuando se encontraban juntas.

—Minari—Son le sacó del trance clamando su nombre desde la sala de estar, alargando la última sílaba como si hablara como una niña pequeña. La canción inicial de la película resonó a través de los altavoces de la televisión, apresurando tras bastidores—. La película está a punto de empezar.

—Ya voy—dijo ella tomando ambos platos de comida para llevarlos a la sala de estar. En ella, se encontró a su mejor amigo observando casi como en trance la pantalla, inmerso en los diálogos de la pareja que se encontraba en escena.

Se quedó estática solo un momento, capturando de una manera caprichosamente minuciosa la imagen de la persona que le gustaba en sus retinas, capaz de arrebatar suspiros hasta al más estoico corazón. Y es que la forma en que sus ojos brillaban a causa de la luz del televisor centrados completamente en lo que se proyectaba, la manera en la que él recargaba su mentón en la palma de su mano y sus labios delgados ligeramente entreabiertos le dejaban sin aire.

—¿Te vas a quedar ahí parada mirándome o prefieres sentarte?—Dong sonrió ladino sin despegar la mirada de la pantalla frente a él, su tono burlón causando que se avergonzara lo suficiente como para querer que desaparecer de la vista de Dong.

Por su parte, Dong solo se dejaba llevar. Quería disfrutar del momento con Mina y, obviamente ver la tan clamada película que tanto había insistido Myoui en qué viera porque era una de sus favoritas.

A los pocos minutos, las dos muchachas se encontraban acurrucadas la una con la otra, comiendo, además de que cada cierto tiempo hacían comentarios graciosos sobre la actuación del protagonista.

Y así, entre jugueteos y carcajadas se dispusieron a pasar una mañana inolvidable, sus corazones latiendo en armonía.

Juntos.