Capítulo 2.
Una semana; exactamente hoy se cumple los siete días.
Mi ruptura con Callum va tornándose más real, casi toda mi familia lo sabe, aunque no la razón. El único que lo sabe, aparte de mí y Callum, es el barman de la otra noche. Nadie más. Mi pecho sigue sosteniendo la tristeza, la furia de aquella noche se escapó como la arena cae de la mano al cerrarla en el puño, quedando así solo los granitos de dolor. Y pesan, los muy jodidos pesan.
No he sabido nada de él, ni siquiera cuando trabajaba en el crucero durábamos tanto sin hablar.
No. Él jamás ha trabajado en un crucero. Se iba a dormir con su maldito novio de dos años.
De acuerdo, ahora es indignación y humillación lo que llena mi pecho. ¿Cómo pudo? El Callum que yo conocía, el que creí conocer, no haría algo así. Era sincero, me decía todo, excepto eso.
¿Una persona puede cambiar, o una persona cambia la perspectiva de ese alguien al conocer su preferencia sexual? No lo sé. La respuesta debe ser no, pero siento que ya no conozco a Callum.
—Llevas dos horas echándole jabón al mismo plato —Escucho a mamá decir.
—Estaba muy sucio —murmuro.
Escucho pasos y luego siento los brazos de mamá rodearme desde la espalda. Suspiro. Hoy he venido a un almuerzo familiar, solo mis padres y mi hermana menor, luego de haberlos evitado los últimos días.
—Estoy preocupada.
—No es raro en ti, mamá —contesto, sigo lavando los platos—. Vives con los nervios a flor de piel.
—Alannah, mírame.
Dejo de enjabonar el vaso, seco mis manos y me giro a ella. Toma mi rostro entre sus manos y eleva la barbilla para verme.
Mamá es elegante, sus manos son finas y de uñas siempre limpias, bien cuidadas. El cabello cobrizo que heredamos Sabastián, mi hermano mayor, y Adara, la menor, fue por mamá, al igual que sus ojos avellanas verdosos. Lo único que heredamos de papá fue su altura, y Adara el cabello rizado, aunque actualmente papá mantiene su cabello marrón rapado a los lados y poco se notan sus rizos.
—¿No hay manera que lo resuelvan? —pregunta ella. Adora a Callum, yo sé que sí, y que le duele verme tan demacrada a pesar que puse un poco de esfuerzo para verme mejor.
—No, mamá —inhalo hondo—. No hay manera.
—¿Fue algo que hizo él, o que hiciste tú? Existe el arrepentimiento y perdón, cariño.
Sacudo la cabeza. —Es difícil de explicar... y yo le dije cosas horribles...
Aún recuerdo mis palabras, estoy terriblemente dolida, pero sé el peso de mis palabras que le causó a él.
—¿Tú? —Papá entra, se acerca y me envuelve entre sus brazos—. Pero si eres un ángel.
Uno que se acostó con un desconocido por despecho. No me arrepiento, solo señalo uno de los hechos que confirman lo lejos de yo ser un ángel.
—No estés triste, Anne. Quizá las cosas mejores.
—Sí —dice papá—. Callum es un buen muchacho, se aman. Si fue él que cometió el error, se arrepentirá, y si fuiste tú la que erró, confío en que sabrás arreglarlo.
Aprieto mis ojos al igual que mi agarre alrededor suyo. A ellos también les duele, lo quieren como a un hijo.
Salgo de la cocina apenas veo la oportunidad de escapar sin derramar lágrimas, decido ir con mi hermana así que subo las escaleras. Toco la puerta antes de entrar, la encuentro acostada con su laptop en el regazo. Me dejo caer frente a ella, apoyo el codo en la cama y luego mi cabeza en la palma de la mano.
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A Través de un Corazón Roto.
RomansaEl mundo se tambalea cuando un corazón ha sido roto, la mala influencia del mismo corre por la mente de las personas. Alannah Fiztgerald ha decidido añadirle un poco de tequila. La combinación del tequila y el corazón roto la conduce hacia Declan Mc...