A Través de un Corazón Roto.

Capítulo 25.

IMPORTANTE ADVERTENCIA: En este capítulo habrá una discusión donde se dirán cosas turbias sobre la comunidad lgbt. Quiero aclarar que esto no es lo que pienso de ellos, los apoyo y respeto, pero busco hacerlo más real. Además, no es en general a dicha comunidad, solo a dos personajes.

Ahora sí, disfruten. 

Capítulo 25.

En ocasiones la soledad te golpeará con fuerza, dejándote mareada y desorientada, no sabiendo en qué base apoyarte. Te diré cuál es la mejor opción: compañía.

Un poco de compañía nos hará bien, el salir con amigos o familiares, distrayendo tus agotadores pensamientos mientras refuerzas lazos.

O siempre podemos recurrir a la vieja confiable, si los humanos son demasiado irritantes para tratar; una mascota nos iría bien como la nueva presencia en nuestras vidas.

Si el golpe no fue tan fuerte, podrías tomar la sensata decisión en adoptar un perro, o un gato, tal vez un loro, o quién sabe si un pato es la mejor opción...

De repente mi celular suena, lo tomo observando el anuncio de la videollamada de Emilia, pensé que ya no me respondería los mensajes. Dejo de escribir y acepto la llamada e inmediatamente la tengo mirándome con fijeza, yo sonrío.

—¿Compraste un pato?

—Sí.

—¿Un pato, Alannah?

—Eso dije.

Ella solo me observa, como si no diera crédito a lo que oye. Así que busco a mi nueva mascota, parece ya acostumbrarse a mí debido que se queda quieto cuando lo acomodo en la palma y lo acerco a mi rostro. Emilia amplía sus ojos.

—¿Es en serio? ¡Oh Dios, compraste un pato!

—Te lo dije —sonrío observándolo—. Ni yo me lo creo.

—Alannah, estás loca. Y él es muy bonito. ¿Cómo se llama?

Una de las cosas que me encanta de Emilia es su naturalidad al aceptar las cosas, ella las respeta aunque le parezca descabellado como esto.

—Aún no le coloco nombre.

—¿Has pensado en alguno?

Asiento, desde que decidí quedármelo he considerado varios nombres. Dejo al pato a mi lado en el sofá, de inmediato comienza a caminar sobre la tela.

—Sí, pero no me decido.

—Entonces ponle el nombre de algo que te gusta, eso fue lo que hice con mi mascota.

—Claro, recuerdo que nombraste pizzy a tu cachorra porque amas la pizza.

—Es un gran nombre —dice convencida—. ¿Qué te gusta a ti? A ver...El alcohol, los libros, los bombones andantes, la música...

—Los bombones andantes de la música, es decir, Summer Confessions.

—Ahí tienes, puedes nombrarlo como una de sus canciones o incluso como ellos.

—Lo verdad buscaba algo más original —comento; entonces recuerdo haber hablado sobre la banda y los nombres con mi cuñada—. ¿Qué tal como un bromance?

Emilia parece captarlo de inmediato. —¿De la banda? No es mala idea.

—Nora me hizo aprenderme el nombre de todos —confieso recordando uno a uno—. Está Lashdown, Muther... Catchell también...