Capítulo 51.

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Capítulo 51.

Declan besa mi sien y me apretuja entre sus brazos.

—Estoy desde hace más de media hora, pero ibas de un lado a otro y no te alcanzaba.

—¿Y los niños?

—Con la tía y la abuela.

Me aparto un poco para ver su rostro. —¿Le das otra oportunidad?

—Sí... creo que los escritores y barman les quitarán los clientes a los psicólogos —comenta haciéndome reír, él ladea la cabeza con una expresión seria—. Cuando terminamos la llamada, seguí pensando en todos los ensayo y error que tuve. La conclusión es que tenías razón, tiene otra oportunidad.

Sonrío, bajo las manos a sus brazos y los acaricio.

—Será mejor.

—Eso espero, además —añade inclinándose hacía mí—, no quería defraudarte, no podía.

Ya no es el alto sonido de la música que retumba en mi pecho, ahora son sus palabras. Es imposible esconder mi sonrisa.

—Y menos mal que vine —sigue—, hubiese sido una condena verte tan preciosa en foto y no en persona. Me hubiese arrepentido toda mi vida por ello.

Joder...

—Eso sí es cosa de arrepentirse.

—Totalmente.

—Menos mal que viniste entonces —respondo, le miro de pies a cabeza, ¡demonios! Él de todas formas sigue viéndose bueno—. Edward Cullen queda horrible a tu lado.

—¿Crees que gane el concurso?

—Para mí ya ganaste.

Declan ladea la cabeza y despliega una sonrisa lentamente. —Con eso me basta. Gané.

Yo le sonrío y él a mí. Quisiera permanecer así por más que unos dulces segundos, pero rompo el momento, sin embargo esos mismos segundos lo almaceno en lo mejor de mi cumpleaños.

—Busquemos un lugar con mejor luz, quiero fotos.

—El patio es un buen lugar —apunta, coloca su mano en mi espalda baja e insta a que camine.

Nos colocamos en una esquina, sentados en un pequeño muro saco diversas fotos de ambos mientras charlamos.

—¿Quién te maquilló? —inquiero mientras reviso las fotos tomadas hace unos segundos.

—Verás, las gemelas iniciaron siguiendo un vídeo de Youtube, fue ensayo y error tres veces, hasta que Lyam apareció y ayudó.

—¿Ya hablan? —me emociono.

Ríe secamente y niega. —Solo ayudó en silencio.

—Llegará el día que entre en razón —digo con positivismo.

—Sí —Alza los hombros con resignación; voltea y analiza mi rostro—. ¿Quién te maquilló a ti?

—Adara.

—Vaya... es muy buena.

—¡Lo sé! Me veo fantástica —lo señalo—. Debes decírselo, para que crea más en su talento.

—Vale, le diré —asegura, baja la vista a mi pecho y entrecierra los ojos.

—Sí, mis tetas también se ven increíbles y brillantes.

—¿Qué? No —Abre los ojos y sacude la cabeza—. Es decir, sí es cierto lo que dices, pero yo notaba que tienes el collar.

Ahora sonrío yo, llevo la mano al colgante. —Me gusta, es bastante lindo.

A Través de un Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora