Capítulo 35.

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Capítulo 35.

—Hagamos una barbacoa —propone Sabastián. Estamos solo él y yo en la cocina.

—No hay nada de carne para hacer —contesto señalando el refrigerador detrás de mí—. Deberán ir al mercado.

—De acuerdo, vamos.

Niego con la cabeza. —Le prometí a Declan acompañarlo a tomar fotos por ahí.

Eso fue anoche cuando volvíamos de la playa, no es que regresamos al instante de terminar, duramos un rato hablado antes de volver.

—¿Él es el que tenía problemas por un trabajo, verdad?

—Sí, ya lo arregló. Fue suficiente decirles que los demandaría para que pagaran los malnacidos.

—Eso es una mierda, he tratado mucho ese tipo de casos —comenta haciendo una mueca.

—¿Qué te parece él? —pregunto curiosa.

Alza los hombros. —No sé, no he pasado mucho tiempo con él para decir algo. Solo no me parece mal tipo.

—No lo es, créeme —aseguro, tomo una manzana del frutero y la lavo antes de morderla—. A mamá y a papá le agradaron, incluso al abuelo. Me han dado unas indirectas como si yo fuera cazadora y ellos mis colegas, prácticamente me dijeron: atrápalo.

>>Hasta la tía me lo dijo, y ella sí fue directa.

—Es alguien nuevo en tu vida y es un hombre, al ver eso tras tu ruptura con Callum quizá lo asocian con algo más —analiza, me arrebata la manzana y da un mordisco.

—¿Eso crees?

—Sí —se encoge de hombros—. Mamá y papá vieron todo lo que pasaste con Callum, quizá creen que alguien nuevo pueda mejorarlo.

—¿Ya te dijeron algo, verdad?

—Sí —Esa respuesta no me sorprende—. A mamá y papá se les pasará, son demasiado maduros para saber que no se olvida una persona con otra —asegura, se aleja de la isla y señala hacia arriba—. Iré a ver quién me acompaña.

—Si ves a Declan dile que lo espero fuera.

Ambos salimos de la cocina, él sube y yo voy a la entrada, me sorprende encontrar a Marcus sentado en los escalones leyendo un libro.

—Hola, ratón de biblioteca —saludo haciéndole saber mi presencia, me mira sonriente, se acomoda para darme espacio y me siento—. ¿Qué lees?

—Algo que tomé prestado del estante de la sala, es sobre biología humana —responde enseñándome la portada.

Asiento mirando adelante, me inclino hacia atrás de modo que apoyo los codos en el escalón superior.

—Entonces, Alannah —dice dejando el libro a un lado—, ¿qué tal te ha ido?

—¿Con qué?

—El avance que me dijiste.

—Oh, eso.

—No tienes que decirme nada, si no te sientes cómoda. De hecho ni siquiera debí preguntar.

—Está bien —agito una mano, restándole importancia— y como respuesta te digo también bien. Han pasado meses así que sí o sí debía seguir.

—¿En qué punto te encuentras ahora?

Me tomo mi momento para pensarlo, tratando de describirlo adecuadamente. Creo que el que Marcus sea psicólogo influye en que siempre haya un momento reflexivo o profundo cuando nos vemos.

A Través de un Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora