Capítulo 34.

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Capítulo 34.

Marcus con lentes de aviador es lo mejor que veré en el día.

Está de copiloto, pero si me inclino hacia la izquierda puedo ver el retrovisor y en él, el reflejo de Marcus. Por eso apoyo la cabeza en la ventana, lo veo perfectamente.

Al fin es viernes, día de irnos de vacaciones, solo serán dos noches ya que volveremos el domingo en la tarde. Para esto Sabastián ha alquilado una minivan; él conduce, Nora no puede ir de copiloto por su embarazo así que está a mi lado, Adara está medio dormida detrás de nosotras, y el último asiento está vacío. Es así de grande porque los McGowan también vendrán.

—¿No vamos muy tarde? —inquiere mi cuñada—. Le dijimos que pasaríamos hace como media hora.

—Relataje —sugiere mi hermano—. Capaz ni está preparado aún.

—Pensé que las que se demoraban somos las mujeres.

—Lo son —afirma Marcus—. A nosotros solo nos toma unos minutos coger ropa y guardarla. Ustedes deben ir empacando una semana antes.

Ruedo los ojos. —Como sea; Declan no es así. Si le dijimos que hace media hora pasamos por ellos, hace una hora estarían listos.

—¿Qué espécimen de hombre es ese? —inquiere Nora mirando al techo—. Nosotras somos entendibles por el maquillaje, el cabello, y los accesorios... Debemos saber el ambiente para decidir entre vestido, falda, jean, short, y entre tacones, tenis o sandalias.

>>Ellos solos deben elegir pantalones y camisas, pasarse el peine por el cabello y listo. Aun así hay veces que Sabs tarda más que yo.

Sabastián bufa. —Ustedes ya están acostumbradas, en cambio nosotros ocasionalmente ponemos tomarnos nuestro tiempo.

—Honestamente —comenta Adara hablando por primera vez— no pensé que debatiesen sobre eso, pero con ustedes nunca se sabe. Y sí, Anne tiene razón; Darik me ha dicho lo preparado que es su hermano.

—¿Quiénes son ellos? —inquiere Marcus girando la cabeza para verme. Los lentes le han caído un poco en el puente de su perfecta nariz, y eso empeora mis hormonas pero mejora mi vista.

—Amigos, los conocí por Adara.

—Sí, tú y Declan se han hecho buenos amigos —dice Adara distraídamente—. No pensé que congeniarían tanto, creí que se agradarían por tener casi la misma edad pero hasta ahí. Son muy diferentes.

—¿Nunca has escuchado eso de que los polos opuestos se atraen? —pregunta Nora.

—Creí que solo aplicaba en un aspecto romántico.

—No, funciona para cada aspecto de relaciones —asegura Marcus.

—Entonces Anne y él se llevan bien porque son polos opuestos y los polos opuestos se atraen.

Hay atracción, sí, pero es cierto que más allá de los vampiros nos llevamos bien. Somos muy distintos, y en varias ocasiones se ha demostrado, pero somos maduros para aceptar y respetar lo que nos diferencian.

—Siempre pensé —agrega Nora— que las mejores parejas eran aquellas que son diferentes. Tienen lo que el otro le falte, pueden nutrirse de información mutua, y así.

—Pero congenian por alguna cosa —añade Sabastián—, así que pueden ser diferentes pero siempre se unirán por algo.

—Comenzamos por la tardanza, pasamos a porqué las mujeres sí y los hombres no, luego sobre Alannah y Declan, después los polos opuestos, y ahora una reflexión sobre las parejas diferentes —enumera Adara—. Qué productiva mañana.

A Través de un Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora