Capítulo 9.
Observo todas las máquinas que hay en el establecimiento de paredes blancas. Acabo de inscribirme en un gimnasio, llevo muchísimo tiempo sin venir a uno. No estoy gorda, mi abdomen es plano y cuido mis alimentos, pero me gustaría tonificar y obtener más glúteos.
Consejo en mi libro de autoayuda: hacer algo nuevo, o plantear una nueva meta. Esta es la que decidí.
—Gracias —le digo al encargado, él me regala una sonrisa amable.
Dejo mi bolso en un casillero, sólo tomo una liga para hacerme una cola de caballo y mi botella de agua. Mientras doy unos sorbos vuelvo a mirar las máquinas; honestamente no sé por dónde empezar, ya lo olvidé.
Estoy por ir a buscar a un entrenador pero me llama la atención la chica que golpea un saco de boxeo. Es lo que me interesa de inmediato. Camino hasta ella notando que acaba de culminar.
—Hola, disculpa —Ella me observa, es una castaña de ojos verdes, piel bronceada—. Soy nueva, ¿podrías indicarme cómo hacerlo?
Ella me sonríe de manera amable. —Claro. Soy Camelia.
—Alannah.
Camelia me hace un gesto para acercarme al saco de boxeo, frente a nosotras sólo hay dos sacos pero unos pocos metros detrás se hallan más.
La chica me indica en qué posición colocarme, la manera en la que deben estar mis puños, cómo soltar los golpes y detener el saco con mi antebrazo. Intento los primeros golpes con ella corrigiendo mis errores, luego Camelia me deja para seguir con su rutina.
Reanudo los golpes, no empleo mucha fuerza, son débiles pero poco a poco incremento la fuerza dejándome llevar por las emociones.
Empiezo el tercer mes sin Callum.
El primer mes fui todo un huracán de emociones, pasaba de la tristeza a unos segundos de furia que rápidamente le daba paso a la incredulidad; estaba en una especie de negación. El segundo mes podía echarme a llorar en cualquier lugar, mi pecho sólo sintiendo la desilusión. Ya hoy es el tercero y lo único que puedo identificar es la ira.
La furia toma cada célula de mí, mis golpes impactan en el saco con demasiada fuerza.
Todo fue mentira. Era lo único que me decía.
El primer te amo.
La primera noche juntos.
Los planes que hacíamos a futuro.
Sus besos carecían de amor.
No le importé como creí.
Todo lo que hizo fue para mantener la mentira en alto.
Solo fui un intento para él. Un experimento para sí mismo.
Durante dos años se acostó a mi lado, decía amarme, corroboraba mis promesas, todo mientras estaba con alguien más.
Él nunca me dio todo de sí.
Soy una estúpida. Debí darme cuenta. Él no lo dio todo.
Es un mentiroso cabrón infiel.
La furia que descargo es demasiada, mis puños chocan con el cuero rojo, los nudillos me arden y los brazos empiezan a dolerme pero no le tomo atención. Voy a dar otro puñetazo pero el saco es alejado de mí, visualizo las manos que lo toma.
El rostro de Declan se asoma a un costado, me sobresalto al verlo y bajo mis manos observándole; viste un pantalón deportivo y una franela de tela suave, todo de negro. Ladea la cabeza y me observa con las cejas arqueadas.
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A Través de un Corazón Roto.
RomanceEl mundo se tambalea cuando un corazón ha sido roto, la mala influencia del mismo corre por la mente de las personas. Alannah Fiztgerald ha decidido añadirle un poco de tequila. La combinación del tequila y el corazón roto la conduce hacia Declan Mc...