Capítulo 44.

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Capítulo 44.

—No sé porqué hacen la graduación ahora —comenta Adara—. Salimos hace dos meses.

—Recuerda que algunos salieron un mes después por ir a reparar materias —contesto, me acerco y peino su cabello, la ayudé a alisarlo—. Estás hermosa, hermanita. Me encanta el maquillaje.

—¿No crees que sea exagerado?

—No, está perfecto. Es tu último día en éste lugar, festeja y luce a lo máximo.

Ella se ríe. —No la pasé tan mal aquí. Creo que soy de esas personas que no odian la escuela.

—Te entiendo, yo también disfruté mis días acá —aseguro alejándome para darle una vista completa—. Ah, mira, te ves tan fabulosa como yo.

—Tu ego es tan grande que ya se cree humano, respira por sí solo.

—¿Con éste aspecto cómo no tener ego?

Adara ríe y rueda los ojos. Se distrae observando a nuestros padres hablar con otros adultos, abuela está con ellos pero abuelo no, está en esos días malos y prefirió quedarse en casa con la enfermera, seguro abuela también lo haría aunque creo que la convenció.

Aprovecho su distracción para sacar el libro de mi bolso, esta mañana me llegó la docena de ejemplares, debo pensar bien a quién regalárselos y a quién mandar a comprarlos. Tengo tres en mi bolso puesto que ya sé a quién se los daré.

—Ada, toma —Ella voltea y ve mis manos, sus ojos se amplían—. Felicidades por tu graduación.

—¡Anne! —Ella salta entusiasmada mientras aprieta el libro—. Oh por Dios, oh por Dios. ¡Ya lo tengo, ya lo tengo!

Me río, su entusiasmo me hace feliz.

—Llegaron esta mañana.

—Está bello —Lo alza y hace la cosa rara de olerlo—. Huele divino, puro, perfección...

No la juzgaré, porque hasta yo hice eso al obtener el primer ejemplar, y cuando abrí la caja esta mañana inhalé hondo.

—Si de verdad quieres enloquecer ábrelo —sugiero, ella asiente y lo hace. Pasa las páginas con lentitud, absorbiendo cada detalle, y sé que llega a lo que quiero que vea cuando se paraliza.

—Ese es mi nombre.

—Sí.

—Pusiste mi nombre en tu libro.

—Lo hice.

—Donde va la dedicatoria.

—Justo así —afirmo, Adara ve de mí a su nombre—. Tú eres algo así como mi mayor lectora, lees cada cosa que escribo, te emociona, me animas, compartes tus experiencias conmigo y me haces publicidad... Así que debí dedicarle mi primer libro a mi lectora favorita, lo creo justo.

Aunque al principio la idea de la dedicatoria me ponía extraña, cuando pensé en quién se lo merecía fue mejor. Tuve muchas opciones, la verdad, incluso cuando no elegí a Callum pensé en Maurizio, porque hasta él me hizo prometerle que mi primer libro se lo debía dedicar; él me tuvo mucha fe desde el comienzo y recordarlo me hizo considerarlo, pero es demasiado así que me limité a colocarlo en los agradecimientos. Porque sí, le agradezco mucho que prácticamente me obligara a hacerlo.

Sin embargo Adara fue la mejor elección, mi hermana me apoya siempre en mi escritura, es una de las que más festejó el logro y se mantuvo atenta de todo el procedimiento. Adara lo merece.

Ella ahora está abrazándome mientras lloriquea.

—Gracias, gracias, ¡Dios! Eres la mejor. Te amo, Anne.

A Través de un Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora