Capítulo 45.

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Capítulo 45.

—Parece que te dieron el mejor orgasmo de tu vida.

Salto asustada y volteo a ver a una persona en mi sofá, con la luz apagada pero la tv encendida. Tiene una copa en la mano, acaricia la cabeza de Luleb y sonríe.

—Espera... ¿te dieron el mejor orgasmo de tu vida, verdad?

—¡Emilia!

—¡Sorpresa!

Deja la copa en la mesita y viene a mi encuentro, la abrazo con fuerza. Es más baja que yo, por lo que se me es fácil elevarla del suelo.

—Si no aparecías en la mañana llamaría a la policía —comenta al separarnos; ambas nos dejamos caer en el sofá.

—¿Cuándo llegaste y cómo coño entraste?

—Llegué hace como una hora y media. El vuelo se retrasó, aterrizamos muy tarde, incluso te pasé una foto de la placa del taxi por si acaso. Cuando no respondías a la puerta tomé la llave que escondes bajo el extintor.

—Lo lamento, estaba con unos amigos —Sonrío y aprieto sus manos—. Me alegro que estés aquí.

—No podía perderme esa fiesta de publicación, debo apoyar a mi Jelliot de cerca.

Río. —Así que, ¿por cuánto tiempo te tengo?

—Seis preciosos días.

—Serán los mejores.

—Eso espero, pero que comience mañana. Estoy agotada.

—La habitación de huésped es toda tuya —informo poniéndome de pie. Rodeo sus hombros con un brazo y la guío hasta allá—. Será una gran semana.

—Donde espero tener spoilers, un nuevo tour, borrachera, y chismes frescos, boluda.

—Asegurado, salame.

-

Aun cuando quiero pasar mucho tiempo con Emilia, la dejo durmiendo porque se niega acompañarme aludiendo que las mini vacaciones es para pecar y no irá al gimnasio.

Entro al establecimiento y al primero que veo es a Declan, sonrío al recordar nuestra placentera madrugada. Pensé que esta mañana no vendría ya que como sus hermanos están de vacaciones viene dos o tres veces a la semana, sin embargo me alegra que viniese.

Me acerco a él sigilosamente, me da la espalda y está caminando hacia las bancas; salto encima suyo sobresaltándolo.

—¡Adivina! —exclamo, él se relaja al escuchar mi voz y toma mis piernas para evitar que caiga de su espalda.

Ladea la cabeza para verme. —¿Qué ocurre?

—Emilia está de visita —respondo demasiado sonriente.

—¿Emilia la argentina que en realidad es colombiana?

—La misma de la que te copias.

Él se ríe. —Qué bueno.

—¡Lo sé! Honestamente no puedo esperar a que se conozcan. Mis dos Emilias.

—Prefiero ser llamado Declan.

—Prefiero llamarte Míster Barman —replico, señalo hacia las bancas—. ¿Me llevas así hasta allá?

—Está bien.

Él avanza conmigo en su espalda, observo a los alrededores y cuando doy con Raymond sacudo la mano como saludo, él guiña un ojo de respuesta. Al llegar a las bancas noto a los hermanos O'Conell junto a Gael.

A Través de un Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora