Capítulo 16 parte 1/2.

4 0 0
                                    

Al día siguiente...

Narra Estefanía.

Yo me encontraba en mi oficina, realmente haciendo nada... Ya que Tanía, me había ayudado a adelantar el trabajo y no teníamos mucho que terminar, y dado los últimos acontecimientos... Mi cabeza no estaba para trabajar.

Luego de revisar mi correo y pensar un poco, decidí que quería contarle lo de Alejandro a alguien y me fui...

Narra Mathías.

Yo me encontraba contestando unos correos desde la computadora de mi oficina, cuando escuche el sonido de la puerta y al levantar la mirada, me encontré con mi prima asomada a la puerta, quien me dijo:

—¿Tienes tiempo para hablar? —Pregunto desde la puerta.

—Para ti siempre, pasa. —dije levantándome del escritorio para saludarla y ella se acerco. —Cuentame: ¿En qué puedo ayudarte? —Pregunte atento.

—Estefanía (Pensativa): En este momento, con un abrazo. Termine con Alejandro. —dijo al verme y yo solo la abrace.

—Lo siento mucho prima, —dije soltándola para ambos sentarnos en las sillas. —Pero eso cuando paso? ¿Sí ustedes parecían estar muy contentos juntos? —Pregunte confundido.

—Estefanía: Terminamos anoche, pero no fue por nada malo esta vez, de hecho, sí pudiéramos... ¡Seguiríamos juntos! Pero a Alejandro, le ofrecieron un trabajo en New York, y le piden que se mude del país... Y entenderás que una relación en esa circunstancias, es mejor que se termine. —dijo algo triste.

—En esas condiciones, pues sí, es lo mejor. Pero yo no quiero que tú estés triste, —dije tomándola de las manos. —así que esta misma tarde, tú y yo nos vamos al cine, a ver una película de acción para que te distraigas. —Dije entusiasta.

—Estefanía: Me parece bien, pero con una condición... —dijo al verme.

—¿A ver que quiere mi prima consentida? —Pregunte sonriente al verla.

—Estefanía: Acepto tu invitación, solo sí antes de entrar a la función, me invitas a comer un delicioso helado de chocolate, ya sabes: Es bueno para el despecho. —dijo bromeando.

—Siendo así... ¡Te compro todo el qué quieras, es un hecho! —dije sonriendo.

—Estefanía (Sonriente): Gracias, no sé que haría sin ti.  —dijo al tomar mis manos.

—¡Probablemente aburrirte, pero no hoy!  No te voy a permitir que pases ese despecho aquí encerrada... —dije bromista. —Te quiero. —dije sonriente al verla.

El Rosa Blanca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora