Capítulo 41.

5 0 0
                                    

A la mañana siguiente...

Narra Estefanía.

Yo me había despertado muy temprano, para ir con Javier a la UDH, y preguntar, por el caso del Rosa Blanca.

Al llegar... Javier toco a la puerta de la oficina de Augusto y al escucharle que dijo:

—Adelante.

Nosotros entramos. Al entrar, nos encontramos adentro con Gabriel, Ernesto y Augusto.

—Augusto: ¡Estefanía, qué sorpresa! —dijo al verme. —Cuéntame, ¿Qué te trae por aquí? —Pregunto curioso.

—Javier: Estefanía me pidió que la trajera para preguntar sobre el caso del Rosa Blanca.

—Así es, quiero saber sí ya todo sobre ese tema está listo y sí es posible que pueda tener una vida normal, sin preocuparme porque un asesino en serie quiera matar a mi familia. —dije al verlo.

—Gabriel: ¿Tú no le has dicho nada, cierto? —Pregunto viendo a Javier.

—Javier: Aún no. —dijo serio.

—¿Decirme qué? ¿Acaso hay algo que yo deba saber? —Pregunte curiosa.

—Ernesto: Estefanía, lo que ocurre; es que con la muerte de tu tía, estuvimos investigando un poco sobre ella, en especial sobre los viajes que hacía y concluimos: Que no pudo hacer todo esto del Rosa Blanca, ella sola. Alguien tuvo que ayudarla para enviar los sobres, además, en dos de los atentados, tu tía no se encontraba en el país, por lo qué es imposible que haya sido ella.

—¿Qué tratan de decirme con esto? —Pregunte confundida.

—Javier: Lo que Ernesto trata de decirte: Es que hay un segundo asesino, un segundo Rosa Blanca.

—Augusto: Y tenemos la certeza de que ese segundo Rosa Blanca, quiere tomar venganza contra ti por matar a Paulina.

—¡Contra mí! —dije sorprendida. —Pero sí mi tía me quería como a su hija. ¿Cómo están tan seguros de eso? —Pregunte curiosa.

—Gabriel: Porque el Rosa Blanca nos mando una carta ayer, sí quieres léela. —dijo entregándomela y yo la leí.

—Esto no puede ser cierto... ¡Ahora también tengo que preocuparme por este asesino! —dije al levantar la carta.

—Augusto: No, no tienes porque preocuparte. De eso nos encargaremos nosotros, me comprometo personalmente a mandar oficiales para custodiar la casa y de investigar para detener a ese asesino.

—¡No sé trata de eso Augusto! No tiene que ver con el asesino, o sí? Ya ni sé...

—Gabriel: ¿A qué te refieres Estefanía? —Pregunto curioso.

—A todo. Ustedes no lo entienden, pero cuando yo regrese a Caracas, venía llena de sueños, de ilusiones. Venía a recuperar a mi Familia, a arreglar las cosas con mi papá, a ocuparme de una empresa, pero no fue cómo yo pensaba... Me encuentro con un asesino en serie que me arrebata a mi familia, un ser que me robo la tranquilidad y la calma, y cuando pienso que no podría ser peor: Descubro que ese asesino no es otra persona, que mi tía. La persona que decía amarme como a su hija y a quien yo veía como mi madre. —dije lamentándome.

El Rosa Blanca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora