Capítulo 48.

4 0 0
                                    

A la mañana siguiente...

Narra Estefanía.

Después de lo acontecido el día de ayer, yo no tenía ganas de fingir y mucho menos de hacerme la fuerte, por primera vez en mi vida acepte que no podía controlar una situación

Lo primero que quise hacer hoy, fue hablar con Gerónimo, es por ello que lo cite en un lugar bastante peculiar, su tumba...

Yo llevaba unos minutos de haber llegado y me encontraba sentada, viendo su tumba como lo hacía cada vez que la visitaba.

—Nunca pensé que me citarías aquí... —dijo parado a mis espaldas.

—Fue tonto pensar que no.. —dije levantándome para al voltear a verlo, decirle: —No te imaginas todas las veces que vine aquí para hablar contigo. Sobre todo ese primer mes... —dije al verlo. —Siempre que podía, venía aquí y te preguntaba: ¿Por qué te fuiste? Me reclamaba a mí misma por no haber llegado temprano a esa cita, por no haberte dicho que te amo.

—Gerónimo: Estefanía, no sabes cuanto siento que hayas tenido que pasar por todo esto. —dijo al verme.

—Seguramente, pero no fue tu culpa, tú estabas en coma no. —dije respirando para seguir hablando. —A Juan, le afecto mucho tu muerte, él estaba tan o peor que yo. Imagínate que hasta por un momento pensó en estudiar cocina como tú, sólo porque te extrañaba. 

—Gerónimo: Juan me dijo que estuviste como una hermana para él, que lo apoyaste y lo cuidaste siempre, y quiero darte gracias por eso. ¡Cumpliste tu promesa! —dijo sonriendo.

—No me costo nada, imagínate que era lo único que yo tenía de ti. ¿Cómo no cuidarlo? ¿Cómo no amarlo? —dije empezando a llorar. —Gerónimo, no sabes las veces que vine aquí y sobre esta misma tumba, —dije al señalarla. —te dije que te amaba, sufrí y me arrepentí, por no habértelo dicho antes. Por no verte a los ojos, —dije viéndolo. —y decirte: Te amo, te amo cómo nunca creí que podría llegar a amar a alguien. —dije llorando y él me abrazo.

—Gerónimo: Yo también te amo mi amor, no paso un solo día desde que desperté del coma, en que no pensará en ti y en Juan. —dijo con sus manos al rededor de mi rostro.

—Por favor prométeme que no me vas a volver a hacer algo así, yo no lo sorportaría... Te amo. —dije entre lágrimas.

—Gerónimo: Te lo prometo, nunca más te volveré a dejar sola. ¡Te lo juro! —dijo abrazándome mientras yo lloraba.

Luego de eso, ambos nos calmamos y ya después fuimos al restaurante para que yo le explicará a todos los empleados que él vivía... Y para que él se presentase ante ellos.

El Rosa Blanca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora