Capítulo 25.

3 0 0
                                    

Narra Estefanía.

Al despertar la mañana siguiente, no hice más que organizar junto a Gerónimo, la celebración para Beatríz y Daniela, que seria en su restaurante.

Las horas pasaron muy rápido y ya pronto me toco ir a mi cita con Alonso.

Una vez en su colsultorio... Él y yo nos encontrábamos conversando en su escritorio:

—Alonso: ¡Lista para nuestra cita de hoy! Sí mal no recuerdo, querías que habláramos de Alejandro. —dijo al verme.

—Así es, quiero que hablemos sobre él y de un tema del que no le he dicho nadie, ni siquiera a Mathías...

—Alonso: Muy bien, entonces siéntate y platícame del tema. —dijo al señalar el diván y yo fui a sentarme.

—Alonso, debo admitir que este es un tema que he intentado  reprimir, pero ya no aguanto más, necesito decírselo a alguien. —dije al verlo mientras él se sentaba en su mueble.

—Alonso: ¡Precisamente para eso estoy yo aquí, para escucharte! Ahora respira profundo y dime: ¿Qué fue lo que paso entre  Alejandro y tú? —Pregunto curioso.

—Lo primero que debes saber, es que al regresar a Venezuela y luego de que yo tomará el cargo de directora general en la empresa, me reencontré con Alejandro.

—Alonso (Curioso): ¿Qué sentiste cuando lo viste?

—La verdad: ¡Sentí alegría! Aunque en su momento me lo negué porque seguía dolida con él, pero eso fue lo que sentí. Eso sí, una cosa es lo que sentí y otra muy distinta es lo que hice...

—Alonso: No entiendo.. ¿A qué te refieres? —Pregunto curioso.

—Alonso, es que en ese momento, yo aún creía en las mentiras que habían creado Raquel y su madre para separarnos, yo pensé que Alejandro era un poco hombre y por tal motivo, lo trate como tal, es decir: ¡Horrible! Es que siempre que me lo encontraba: Le gritaba, lo insultaba y la última vez hasta lo corrí de mi oficina...

—Alonso: Recuérdame no hacerte enojar nunca... —dijo bromista.

—Yo ya luego descubrí que nada de lo que pensaba sobre él era cierto, que Alejandro en realidad no era ese mal hombre que me habían hecho creer y que por el contrario, nunca dejo de ser ese hombre tan bueno del cual me enamore. —dije sonriendo.

—Alonso: ¿Qué paso después?

—Después, Alejandro y yo decidimos ser amigos, y poco a poco me fui dando cuenta... De que yo seguía amándolo, de que a pesar del tiempo, yo no había dejado de amarlo.

—Alonso: ¡Así que me imagino que volvieron, no es cierto! —dijo seguro.

—Sí, él y yo volvimos a ser novios, y todo iba bien hasta que... —dije callando.

—Alonso: Hasta que, qué? ¿Qué fue lo que paso Estefanía? —Pregunto intrigado.

—Una noche, planeamos una reunión en casa de Gerónimo, solo él, su hermano, Mathías y yo. Todo marchaba muy bien hasta que se acabo el hielo y Mathías y Juan, salieron para comprar más... Gerónimo y yo nos quedamos solos en la casa comiendo pizza, de repente sonó una canción en la radio y ambos empezamos a bailar. Nosotros habíamos estado tomando y creó que por un momento nos dejamos llevar por la música y, nos besamos. ¡Gerónimo y yo nos besamos! —dije al verlo.

El Rosa Blanca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora