Capítulo 7 parte 2/3

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Narra Estefanía.

Luego de mi fuerte discusión con Raquel y con mi papá, decidí ir al único sitió en donde podría estar en paz...

—¡Hola mamá, cuanto tiempo sin vernos! —dije sentada junto a su tumba. —Sé que tengo mucho tiempo sin venir y es un poco egoísta de mi parte, venir solo porque discutí con papá, pero... —dije aguantando mis lágrimas. —Sabes qué, ¡Eso no importa ahora! —dije al calmarme. —Te traje flores amarillas, tus favoritas. —dije sonriendo. —Aun recuerdo como decorabas la casa con ellas... ¡Era cómo sí adornaras la casa, con tu sonrisa! —dije sonriendo. —No sabes cuanto te extraño mamá, en la casa hacen falta tus risas, tu dulzura y tu alegría. —dije sonriente al colocar las flores sobre su tumba.

Luego de eso, voltee a un lado, para ver la tumba de mi tía Silvia y le dije:

No creas que me olvide de ti tía... Te traje un ramo de flores rosadas, tu color favorito. —dije sonriendo. —A ti, Mathías, también te extraña mucho. Y quiero agradecerte, por darme a un primo tan maravilloso como él. Les cuento algo: —Dije viendo a ambas tumbas. —¡Mathías y yo, nos queremos cómo hermanos! Sí, así cómo ustedes dos eran hermanas, ahora nosotros también lo somos. —dije feliz. —Ay mamá, tengo tantas cosas que contarte... Para comenzar, estuve muchos años estudiando en París, en casa de la tía Paulina. Ella es maravillosa conmigo, es como una segunda madre para Mathías y para mí, nos cuida, nos quiere, nos mima, ¡Es una madre muy consentidora! —dije riendo. —A ella, también le hacen falta... Ahora que estuve en París, no hizo más que contarme: Sobre las travesuras que las tres hacían y como le sacaban canas verdes al abuelo. —dije riendo. —Ay mamá... ¡Todo sería tan distinto sí estuvieras aquí! Pero creó que debo agradecer el que tú no estés, porque tú te fuiste... Pero me dejaste a una madre maravillosa, como lo es mi tía Paulina, un hermano único, como lo es Mathías y a una hermana tan tierna y traviesa, como lo es Daniela. Porque sí tú siguieras con vida, probablemente Daniela... ¡No sería mi hermana! Y creó que sí hay una sola cosa, que le puedo agradecer a Raquel, es haberme regalado a Daniela. —dije sonriendo. —Bueno mamá, yo ya me voy, pero te prometo venir a visitarte más seguido, bueno, ¡A ambas! —dije viendo la tumba de mi tía. —Adiós tía, adiós Mami. —dije sonriendo para luego levantarme e irme.

Luego de visitar las tumbas de mi mamá y de mi tía, salí del cementerio y regrese a mi realidad...

Una realidad en la que estaba peleada con mi papá y su esposa, y en la que sin duda, no quería verlos a ninguno de los dos y mucho menos, volver a la casa...

Así qué al verme sola en la entrada del cementerio y sin efectivo para pagar el taxi, decidí llamar a mi Primo Mathías, para que viniera a buscarme. 

El Rosa Blanca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora