Capítulo 17.

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A la mañana siguiente...

Narra Estefanía.

Luego de tan larga noche tras recibir la horrible noticia de la trágica muerte de mi papá...

Mathías y yo nos encontrábamos sentados en el sofá de la sala... En donde él trataba de hacerme comer un Sándwich.

—Mathías, ya te dije que no quiero comer nada, no tengo hambre. —dije seria al verle.

—Mathías (Preocupado): Y yo ya te dije que no puedes irte al entierro sin comer nada, por lo menos dale un mordisco al sándwich, quieres! —dijo acercando el sándwich a mi boca.
—¡Mathías, ya te dije que no! ¡No tengo apetito y no pienso comer! —dije firme.

—Mathías: Esta bien, no te insisto más. —dijo colocando el plato con el sándwich sobre la mesa. —Pero por lo menos explícame que fue lo que paso ayer con Alejandro, porque él entro al despacho para hablar contigo y a los pocos minutos entraste por la puerta del frente, empapada y abrazada de Gerónimo, y hasta ahora no consigo entender que fue lo que paso. —dijo curioso.

—La verdad es que preferiría no hablar de eso, pero para hacerte el cuento corto: Luego de recibir la noticia de que... La noticia sobre papá. —dije seria. —Yo no tenía ánimos de hablar con nadie y Alejandro se aparece, me abraza y yo sólo quería irme corriendo, así que le pedí que se fuera y me salí al jardín. Ya luego, Gerónimo me encontró llorando junto a la piscina y me trajo a la casa, pero ya yo no quiero pensar en eso... Me deje llevar por el dolor que sentía y trate muy mal a Alejandro. —dije arrepentida.

—Mathías: Yo entiendo porque lo hiciste, solo espero que Alejandro también lo haga y no lo tome como personal, sino como algo del momento. —dijo reflexivo al mirarme.

—Sí, yo también. —dije seria, cuando escuche una voz que me llamaba.

—¡Estefanía! —le escuche gritar.

—Mathías: Esa voz es de... —decía, pero lo interrumpí al escucharla volverme a llamar.

—¡Es mi tía Paulina! —dije levantándome del sofá para ir junto a Mathías, a recibirla.

Al llegar al salón, me la encontré con todas su maletas y enseguida nos dijo:

¡Pensé que se habían ido al cementerio y no había nadie en la casa! —Dijo sorprendida al vernos.

—Mathías: De ser así, me hubiese quedado para avisarte. —dijo acercándose para saludarla. —Bienvenida a casa tía, te extrañe mucho. —dijo al abrazarla.

—Paulina: Y yo a ti sobrino hermoso, lastima que tengamos que reencontrarnos en estas circunstancias. —dijo al verlo.

—Mathías: Así es. —dijo apartándose para que yo pasará.

—Paulina: Y tú cómo estas Victoria? —Pregunto al verme.

—Bien. —dije seria bajando la mirada y ella con su dedo en mi barbilla, levantó mi rostro y me dijo.

El Rosa Blanca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora