Capítulo 22 parte 2/3.

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Narra Estefanía.

Luego de que Gerónimo me dejará en la mansión, yo entré y allí me encontré con Miguel...

—Miguel: Mi niña, cómo estás? Javier me dijo que te habías sentido muy mal y por eso no habías venido a dormir, ya te sientes mejor? —Pregunto preocupado.

—Sí viejito, ya estoy mejor. —le dije con una pequeña sonrisa. —Solo me siento un poco apenada y avergonzada contigo. —dije sincera al verle.

—Miguel (Extrañado): Conmigo y eso cómo por qué?

—Ayer los trate muy mal a ti y a Beatríz, y reconozco que estuvo muy mal... En especial, porque tú eres como un abuelo para mí y por un instante te levante la voz,  por favor perdóname. Yo estaba algo estresada y por eso reaccione así... Pero puedes estar seguro de que estoy muy avergonzada de mi comportamiento y por eso quiero pedirte perdón, estoy arrepentida de eso. —dije apenada.

—Miguel: No tienes que preocuparte por eso mi niña, eso esta más que perdonado. —dijo sonriendo al tomar mis manos.

—De verdad Miguel, ¿No estás molesto conmigo? —Pregunte curiosa.

—Miguel: ¡Jamás podría enorjarme con mi nieta! —dijo sonriente. —Solo espero que la próxima vez que estés estresada, te sientes en el jardín a respirar aire fresco y te tomes un té de toronjil, te parece.

—Me parece una gran idea, gracias. —le dije sonriendo.

—Miguel: No tienes nada que agradecer mi niña. —dijo sonriente.

—Por cierto viejito, sabes en dónde está Beatríz? A ella también le debo una disculpa. —dije apenada.

—Miguel: Ella está en la lavandería, me dijo que iba a quitarle la mancha de jugo a tu camisa.

—Ya veo... Entonces creó que iré con ella, nos vemos luego. —dije para despedirme.

—Miguel: Suerte con ella. —dijo mientras yo me alejaba.

Una vez en la lavandería...

Beatríz, se encontraba apagando la lavadora y colocando el detergente en su sitió, cuando yo llegue.

—Beatríz, que bueno que te encuentro, necesito que hablemos. —dije firme.

—Beatríz: Sí es sobre la camisa, ya le quite la mancha, así que no tienes de que preocuparte. —dijo eficiente.

—Lo que vengo a decirte no tiene nada que ver con eso, o bueno sí... Se trata de las disculpas que quiero darte, por haberte gritado ayer. Yo tuve un mal día en la oficina, lleno de mucho estrés y de las molestas acusaciones de los policías, pero sé, que nada de eso es una escusa para que yo pagara mi rabia contigo. Ni tú ni nadie tienen la culpa de mis problemas y creó que de tanto criticar a Raquel, se me olvido como comportarme y te termine tratando igual o hasta peor de lo que lo hacía Raquel... Por favor perdóname, estoy muy arrepentida y te prometo que no volveré a tratarte como ella, ni siquiera quiero imaginarme el ser como ella. Perdón. —dije apenada al mirarla.

—Beatríz: Allí está la diferencia entre tú y la señora Raquel, ella jamás me pediría disculpas por tratarme mal, en cambio tú sí. Porque tú eres buena Estefanía y claro que te perdono, sí eres mi mejor amiga! Las amigas están allí para apoyarse y para perdonarse cuando se necesita. Sólo esperó que la próxima vez que tengas un problema, en vez de gritarme, me cuentes lo que te pasa y así yo pueda ayudarte, ¡No crees que es mejor! —dijo tierna.

El Rosa Blanca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora