Había sido una mañana como ninguna otra. Curiosamente, ese día de primavera había estado excepcionalmente más lluvioso. Jumin había salido, como de costumbre, a su oficina en el mismo horario de siempre, se despidió de Crystal con un beso en la frente, pero justo antes de irse, Crystal lo abrazó por la espalda, y le deseó un buen día. Jumin se giró, y la tomó de la cintura para besarla. Ella, comenzó a juguetear con su corbata, tratando de desanudarla, mientras Jumin sonreía.
- ¿Te despertaste solo para esto? – le dijo Jumin con una sonrisa pícara.
- ¿Qué pasa si mi respuesta es sí? – contestó Crystal, de manera juguetona.
Jumin tomó su pregunta como más bien una afirmación, así que la tomó entre sus brazos para besarla y acomodarla en la cama, mientras ella le quitaba la camisa. A Jumin le encantaba recorrer su piel desnuda y blanca, sus pechos perfectos, sus piernas firmes.
- Eres tan hermosa, y eres tan mía. – le dijo Jumin, mientras la besaba fuertemente en el cuello.
A Crystal le encantaba oír ese tipo de cosas, era tan tierno y tan salvaje, sentía como si la hipnotizaban aquellos ojos grises que la miraban con tanto amor, pero a la vez con tanto deseo. Jumin la hacía sentir muy bien, brindándole tanto placer como era capaz de imaginar, apoderándose de ella completamente, tanto de su cuerpo, su piel, sus besos mientras jugueteaba con su lengua, hasta sus pensamientos. Era como aquel fuego intenso, pero que en vez de dejar destrucción a su paso, más bien contenía a todo en medio de ese calor, que para Crystal era tan placentero que quería estar siempre ahí.
Una vez que ambos terminaron, Jumin se levantó de la cama y caminó en dirección hacia la ducha.
- Debería darme una ducha rápida. – dijo Jumin, completamente desnudo. Crystal también lo estaba, pero al menos la cubrían las sábanas. Al ver a su marido completamente desnudo, no pudo evitar morderse el labio inferior. Le parecía completamente irresistible.
- ¿Quieres que te acompañe? – le ofreció Crystal, y Jumin sonrió. Se acercó a la cama para besarla.
- Siempre, y sabes que me gusta, pero debo irme a trabajar. – dijo él, besándola. Crystal lo besó con pasión, jugueteando con su lengua. Jumin la sostuvo de los hombros. – Por favor, no lo hagas más difícil, o no me podré controlar. – dijo en tono serio, que parecía una mezcla de súplica y advertencia. Crystal suspiró.
- Está bien, ve. – le dijo sonriendo, mientras volvía a acomodarse en la cama.
En el tiempo en que Jumin se bañaba, su esposa cayó en un profundo sueño. Así que salió del cuarto lo más silencioso posible, despidiéndose de su esposa. Al llegar al resto de la residencia, Elizabeth III le rodeó las piernas, y se sentó junto a él para tomar desayuno. A Jumin le encantaba que hiciera eso, así se sentía mucho más acompañado durante las mañanas, por lo que la acariciaba mientras bebía su café. Finalmente Jumin salió de la residencia, para tener un día normal de trabajo.
Una vez que Crystal despertó, también volvió a su rutina: desayunar, ensayar algunos movimientos, leer un poco, descansar, jugar con Elizabeth III, almorzar, y luego ir a sus ensayos. Kyouya la llevó en el auto, como lo hacía habitualmente, mientras Crystal miraba las gotas del exterior como caían. Cuando llegaron al teatro, Kyouya bajó del auto, tendiéndole un paraguas a Crystal, el que ella tomó, y caminaron juntos hacia el interior. Hace un par de días le habían dado la noticia a Alex que volvería a trabajar en la compañía, y él estaba muy contento. Saludó a Crystal, y ensayaron. El director también estaba de buen ánimo, ya que también tenía la buena noticia que ya no tenía ningún contrato que cumplir. Sin embargo, no volvería a agregar la escena donde Alex tocaba los pechos de Crystal, ya que eso sería tentar demasiado al destino. Crystal también estaba contenta que no se lo hayan pedido.
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De sudor y ternura «Mystic Messenger» [Jumin/MC] [Parte I]
Fanfiction[Parte I] ¿Qué les sucedió a Jumin y su esposa, Crystal, luego de que se casaran? ¿La vida los dejará ser tan felices como ellos quieren? Historia repleta de intrigas, romance, drama, y por supuesto: la pasión desbordante de Jumin Han. Esta es la...