Capítulo 48: True Love Waits

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Jumin había regresado inmediatamente a su apartamento, después de lo que había visto a la salida del teatro. V se sorprendió verlo llegar tan temprano, y lo saludó de manera cálida, cuando su amigo pasó de largo y se dirigió hasta el despacho, ignorándolo completamente. Le lanzó una mirada preocupado. Jumin ni siquiera le había dirigido una mirada, y parecía furioso, no triste.

Jumin paseó por su despacho, tomando su celular rápidamente. Lanzó una mirada fría hacia todo el lugar, para luego volver a la llamada del hombre que le contestó casi de inmediato. Con unas breves palabras, le dio un par de instrucciones.

- ¿Está seguro, señor Han? – le preguntó el hombre al otro lado de la línea.

- Te llamo para que realices tu trabajo, no para que me cuestiones. – le respondió fríamente Jumin. – Espero que todo esté resuelto lo más pronto posible. Tienes como máximo tres días. – continuó Jumin.

- Muy bien, señor Han, como usted diga. – respondió el hombre.

Jumin colgó, y se apoyó en su escritorio. No, en su corazón no había rastro de nada. Todo aquel amor que había sentido por Crystal, finalmente ella lo había hecho desaparecer ese mismo día al verla irse con Kyouya, al acompañarlo quien quiera sabe dónde. Jumin ya no podía seguir torturándose por eso, y decidió dar un paso adelante. Necesitaba dejar de sentirse como la real mierda, por culpa de su esposa, necesitaba dejar que la rabia, dolor y tristeza por cada uno de sus actos.

De pronto, sintió como unos pequeños golpes en el despacho resonaron. Era V. Lo invitó a pasar y su amigo entró silencioso, observándolo.

- ¿Te sientes bien, Jumin? – le preguntó V, con una mirada curiosa e inquisitiva. Era obvio que la respuesta era negativa, pero esperaba que su amigo le hablase, como siempre lo había hecho. Jumin alzó la mirada, y le sonrió.

- Perfectamente. – le dijo. V lo miró sin comprender.

- ¿Sucedió algo? – continuó su amigo.

- V, en serio, estoy mejor que nunca. De hecho, estoy tan bien, que sería mejor que te dedicaras a ti y a tu futura esposa, a preparar la boda, en vez de ser mi niñero. Yo estoy bien. – le aseguró Jumin con una sonrisa. Había algo de extraño en aquella sonrisa, y V no supo identificar muy bien de qué se trataba. – Dedícate a Emily, de seguro ella querrá compartir un montón de cosas contigo, y tú estás aquí, encerrado conmigo. – continuó Jumin arqueando los hombros. V suspiró. Por supuesto que no quería dejar a su amigo solo. Jumin caminó hasta la entrada de su despacho, poniéndole una mano en el hombro a su amigo, que dudaba ante su comportamiento. – Yo estoy bien, créeme. Por fin se lo que tengo que hacer.

Y con esa frase misteriosa, dejó Jumin a V, solo en el despacho para dirigirse a su habitación a descansar de todo lo que había sucedido.

El día estaba oscuro, nublado. Todo el mundo vestía de negro, como era la costumbre en estos casos. Crystal y Melissa estaban juntas mientras abrazaba a su amiga. Ambas lloraban en silencio, mientras el cuerpo de su amigo descendía hasta el fondo de un agujero en el césped, de un cementerio repleto de flores.

Crystal alzó la mirada, y vio al tío de Kyouya que conoció en aquel matrimonio al que lo acompañó, además de su prima. No había más familiares que ellos, a pesar de que junto a Melissa habían viajado al pueblo natal de Kyouya, en Japón. No podían dejarlo en Corea, donde no pertenecía, sino que ahí, junto a la tumba familiar donde yacían sus padres. Melissa había gestionado todo para que fuera así, y en solo un día repatrió el cuerpo de su amigo hacia su país, luego de velarlo, además de incinerarlo, tal como dictaban las costumbres japonesas. Encendieron inciensos, dejaron flores, y se quedaron contemplando la tumba, mientras el tío y la prima de Kyouya se despedían llorando por lo sucedido.

De sudor y ternura «Mystic Messenger» [Jumin/MC] [Parte I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora