Capítulo 2: Mil Caminos

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- ¿Qué te parece si hoy salimos de la habitación? - preguntó Crystal luego de haber tenido nuevamente sexo con su marido.

- ¿Y eso por qué? - dijo Jumin y ambos rieron.

- No sé, estamos en un lugar tan hermoso, y no lo hemos recorrido. Quiero quedarme en la habitación contigo, pero también quiero ver más de este lugar. Además, recién comenzamos nuestro matrimonio, tenemos un montón de días y noches donde nos podremos quedar encerrados en la habitación si queremos.

- Me encanta la idea. Pero también podemos volver a Bali cuando queramos.

- Jumin... - insistió ella. De verdad ya le dolían las piernas y la espalda. No recordaba cuantas veces había tenido sexo en esa habitación, ni tampoco recordaba si quedaba algún lugar de la habitación donde no lo hayan hecho.

- Está bien. ¿Qué te gustaría hacer?

- Tengo una idea que quizás te pueda gustar. - Crystal sonrió. 

A Jumin no le quedaba más que cumplir con los caprichos de su esposa. A pesar que sabía que estando de vuelta en casa, tendrían mucho menos tiempo de estar juntos por su trabajo, de todas formas no quería desanimarla revelándole esto. Era muy importante para él verla feliz. Tanto, que iba a comenzar a limitar su horario de trabajo, y si eso implicaba limitar los proyectos de gato, lo haría. Claro que no lo había conversado con su esposa, ya que esto iba a suponer una discusión, donde jamás permitiría que su esposo dejara sus proyectos favoritos. Pero bueno, así es el amor. Hay mentiras blancas de vez en cuando, para que todos sean felices. A menos que aquellas mentiras exploten, sin embargo, para ello, Jumin había dispuesto un plan A - B y C si fuese necesario.

Ambos decidieron ir a un restaurante a tomar desayuno, y se vistieron casuales para después pasear por ahí. Cuando terminaro, Crystal le dijo a Jumin que se encontrara con ella en la playa, a lo que él accedió. No entendía muy bien porqué debía separarse en ese momento de su esposa, pero supuso que estaría preparando algo. Cuando ella volvió, apareció vestida con un bañador de dos piezas color blanco, un sombrero de playa, y una canasta en una mano, mientras corría hacia Jumin saludándolo con la otra. Jumin quedó un poco impactado, al ver a su esposa en bañador. La había visto un montón de veces desnuda, con ropa interior, y luciendo prendas hermosas, pero jamás en bañador. Sentía que cada mirada que le daba a su cuerpo, lo hacía volverse loco, y enamorarse más. Jumin se acercó a ella, para recibirle las cosas. Se había instalado en una silla de playa junto a dos quitasoles de madera, para esperarla.

- Sé que acá nos traerían todo lo que pidamos, pero quería hacer esto por mí misma. - Ella sacó una botella de vino de la canasta, y un montón de bocadillos de todo tipo, incluso con queso que tanto le fascinaba a Jumin para acompañar su vino.

- No te preocupes, me encanta todo lo que haces - dijo Jumin, ayudándola a preparar y disponer todo en la pequeña mesita que tenían entre los dos. Ella se veía tan feliz ordenando todo para él, y él estaba absolutamente enamorado de su sonrisa.

- ¿Sabes qué día es hoy? - preguntó Crystal, queriendo tantear el terreno. No sabía si su marido se había olvidado o algo así. Le parecía imposible que lo haya olvidado, pero hasta ahora no daba señales de acordarse.

- San Valentín - respondió él. Por supuesto que no lo había olvidado, solo que aún no se daba la oportunidad de darle el regalo que le tenía preparado a su esposa.

- Sabía que no lo habías olvidado - Crystal sonrió.

- Por supuesto que no. Si bien, hemos estado un poco perdidos por los días debido a nuestra Luna de Miel, jamás olvidaría algo así. Menos aún ahora que estamos casados.- a pesar que para Jumin era evidente, amaba la fascinación que veía en los ojos de su esposa al notar que él recordaba cada uno de los detalles.

De sudor y ternura «Mystic Messenger» [Jumin/MC] [Parte I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora