Capítulo 33: ¿Podemos estar seguros?

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El problema de trabajar en C&R era que consumía bastante tiempo. Y bien lo sabía Crystal de antemano, viendo todo lo que trabaja su marido, y todo lo que trabajaba ella. A pesar de la tórrida noche que tuvieron, y que lo extrañaba muchísimo, al día siguiente tenían que volver a trabajar.

Cuando Crystal se preparó en la mañana, tenía marcas en sus muñecas que claramente mostraban lo que habían hecho anoche. Su esposo, que la estaba espiando mientras ella se cambiaba en el armario, se acercó a ella, y miró sus marcas. Besó sus muñecas, y de su bolsillo sacó una cajita, que abrió, y puso sobre ambas muñecas una elegante pulsera.

- ¿Qué es esto? – preguntó ella, observándolo sin entender.

- Con todo lo que sucedió ayer, olvidé darte otro regalo que tenía para ti. Lo vi y decidí comprarlo. Es como tú: sencilla y elegante. – dijo Jumin, sonriendo. Crystal vio las hermosas pulseras de oro que tenía en sus muñecas, con pequeños trocitos de diamantes, nada demasiado llamativo, pero si era hermoso. Crystal sonrió ante su regalo, y abrazó a su esposo para besarlo.

- Gracias, está hermoso. – le dijo ella.

- No es nada. Además, queda preciso para ocultar aquellas marcas. – le dijo, concentrando su mirada en ella, afirmándola aun por la cintura. Luego, pasó un dedo por sus labios. – O las que vengan. – continuó Jumin, con una sonrisa traviesa. Crystal sonrió ante su picardía.

- Estoy absolutamente de acuerdo. – le dijo ella, continuando el juego. Jumin arqueo una ceja, asombrado un poco por la respuesta de su esposa. Entornó sus ojos sobre su rostro: ¿en qué momento había ganado tanto poder, tanta seguridad? Sin embargo, esto no hacía más que excitarlo.

La empujó contra él y le dio un apasionado beso que asombraría a cualquiera, tomándola con fuerza, subiendo con rapidez la falda desde sus muslos, dejando rápidamente su boca para pasar a su cuello.

- Jumin... debemos irnos...- dijo ella, en apenas un susurro, pero sin evitar caer en la tentación.

- ¿Qué más dá? Por algo soy el jefe. Tú también lo eres. – le dijo, mientras le daba un mordisco en su clavícula, cuando ya había desabrochado el primer botón de su blusa blanca con delgadas líneas grises. Crystal lo deseaba, pero tenía que focalizar, tenía que concentrarse. Tomó el rostro de su esposo entre sus manos.

- Si nos atrasamos ahora, será una especie de efecto dominó, y cuando lleguemos al fin de semana, no podremos disfrutar de la casa del lago. – le dijo, tratando de mostrarle sus prioridades. Jumin gruñó, sabía que su esposa tenía razón.

- Bueno, no lo haremos ahora. – dijo él, cediendo, y soltándola. Crystal se acomodó la blusa y la falda, y caminó lentamente saliendo del armario. Sin embargo, Jumin la siguió rápidamente, y agarrando su trasero, le susurró. – Pero sí te tendré solo para mi durante la noche. Crystal se sobresaltó, y sonrió, y aceptó.

- Por supuesto. Durante la noche seré toda tuya. – le dijo, sonriendo y guiñándole un ojo. Se adelantó a él, y siguió caminando, contoneándose, sabiendo que su esposo la observaba, disfrutando de aquel momento.

La semana avanzó a toda velocidad. El trabajo siempre era más de lo esperado en C&R, sin embargo, en la filial de Crystal, todo estaba avanzando viento en popa gracias a su equipo de trabajo, sus espectaculares asistentes, que incluso le estaban ayudando a decorar la casa del lago, para que cuando llegase el fin de semana, todo estuviese listo para ellos.

Pero la semana pasaba más lento de lo normal para Crystal, a pesar de que trataba de realizar bastantes cosas además de su trabajo, como salir a almorzar con Kyouya e Isabelle. De hecho, ella había propuesto una salida a un lugar de comida chatarra, argumentando que tenían que variar un poco. Crystal no sabía muy bien que decir, ya que ella llevaba una dieta estricta por ser bailarina, además que incluso las comidas con Jumin eran absolutamente balanceadas gracias al chef y al nutriólogo que él mismo contrató.

De sudor y ternura «Mystic Messenger» [Jumin/MC] [Parte I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora