1. El callejón Diagon

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El primer fic mío que publico aquí es del que más orgullosa me siento. Lo publiqué allá por el 2012 en varias páginas yaoi. Y ya que mi amiga Narilove16 me metió en el mundo Wattpad, pues comienzo con esta historia por estos lares xD

Harry Potter y sus personajes pertenecen a J.K. Rowling. Yo solo los uso para entretener sin ánimo de lucro.

Basado en los libros hasta cierto punto que empieza a ser invención mía. OoC. Mpreg opcional.

1. El callejón Diagon

Aún seguía sin creer lo que le había ocurrido en las últimas horas, hecho que provocaba, que los últimos once años de su vida se le antojaran difusos y como si hubiera sido una mala película que había visto en la televisión de la casa de los Dursley.

Sin duda, rememorar su antigua existencia le daban ganas de romper ese aparatejo, tal y como lo había hecho su primo Dudley con su primera caja tonta, dándole una patada cuando habían quitado su programa de televisión favorito de antena. Sonrió de medio lado al recordar a su mimado pariente, puesto que ahora, ya no se sentía tan inútil como le habían hecho creer siempre sus tíos, inferior...no, el no era nada de eso, algo inútil si se sentía, puesto que desconocía todo lo que ese nuevo mundo le ofrecía, pero inferior, en absoluto, desde que Hagrid le había contado que sus padres habían sido dos magos y de los grandes, una fuerte sensación se había instalado en su pecho, algo que si le hubieran obligado a describir, calificaría como orgullo.

Harry acababa de despertarse, al principio pensaba tristemente que todo había sido un sueño, la aparición cual salvavidas de Hagrid con la tarta medio aplastada, la existencia de Hogwarts, el aluvión de cartas que obligaron a su trastornado tío Vernon a irse a una casucha destartalada en medio del mar...hasta que abrió ligeramente los ojos y vio al gigante del paraguas rosa dormido en un sofá cercano y comprobó que él mismo seguía tapado por el gran abrigo negro de su nuevo amigo.

Parpadeó un par de veces adaptando sus ojos a la luz que se adentraba en la habitación, y la alegría le invadió, nada había sido un sueño como temió en un primer momento, todo había pasado tal y como lo recordaba. La cabaña olía a salchichas, las mismas que la noche anterior el propio Hagrid había asado frente a sus tíos y el avaricioso de su primo. Era su primer día oficial con once años, y no podía haber deseado un regalo mejor. Sacó la preciada carta de su bolsillo y releyó aquellas palabras Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el colegio Hogwarts de magia..., pero dejó la lectura en cuanto escuchó un golpeteo en la ventana, obligándole a levantarse y a abrirla para dejar entrar a una lechuza que traía un periódico en el pico.

Tras despertar al gigante y pagar a la lechuza con cinco knuts, marcharon hacia lo que Hagrid llamó Gringotts, de donde el propio Harry podría sacar su dinero y comprar lo que necesitaría para el curso en la escuela de magia. Antes de salir por la puerta de la desvencijada casa, sus verdes orbes echaron un último vistazo al suelo donde había intentado dormir esa noche y donde se veían los restos polvorientos del pastel de cumpleaños que él había dibujado con sus dedos.

Cuando Rubeus Hagrid golpeó los ladrillos de la pared que había en el patio tras el Caldero Chorreante con su paraguas y se adentraron en el callejón Diagon, Harry se olvidó por completo de todos aquellos desconocidos, sumados al extraño profesor Quirrell, que le habían estrechado las manos entusiasmados dentro del bar. Todo lo que veía era nuevo y emocionante para él. Sacó como pudo la carta de la escuela y echó un rápido vistazo a las cosas que tendría que comprar, túnicas, varita, libros....

Salieron del blanco edificio que conformaba el famoso banco administrado por duendes y se embarcaron entre el gentío. Hagrid le mandó a comprarse el uniforme y entró solo en un local llamado Madame Malkin, túnicas para todas las ocasiones. Estaba tan nervioso que no se dio cuenta de que una bruja regordeta vestida de malva le sonreía y se dirigía hacia él.

Te odio...amor (Harco-Slash)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora