2. El sombrero seleccionador

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2. El sombrero seleccionador

Habían cogido unos botes para llegar al majestuoso castillo que conformaba Hogwarts y por fin Neville había encontrado su sapo gracias a Hagrid y dejó de sollozar. Una bruja alta, de cabello negro y túnica verde se presentó ante ellos, era la profesora McGonagall, que los guió fuera del vestíbulo. Les puso al corriente de que serían seleccionados para sus casas y lo que estas supondrían para ellos.

Cuando la bruja los adentró en el Gran Comedor, todos los alumnos estaban atónitos y en fila llegaron hasta el lugar que les indicó.

McGonagall colocó un taburete frente a los de primer año y sobre el, un sombrero sucio y raído. El sombrero se puso a cantar y cuando terminó, comenzó la selección.

Hannah Abbott, Hufflepuff...Susan Bones, Hufflepuff...Terry Boot, Ravenclaw...Mandy Brocklehurst, Ravenclaw...Lavender Brown, Gryffindor...Millicent Bulstrode, Slytherin...Justin Finch-Fletchley, Hufflepuff...Seamus Finnigan, Gryffindor...Hermione Granger, que se le notaba nerviosa a rabiar, pero se relajó al saber que estaría en Gryffindor...Neville Longbottom que tropezó con el taburete antes de sentarse y que también fue enviado a Gryffindor...Draco Malfoy...

Harry prestó mucha atención, elevando su cabeza sobre los demás para no perder detalle, Draco parecía deslizarse con calma hacia el taburete y cuando el sombrero apenas le hubo rozado la cabeza resonó un fuerte grito que anunciaba ¡Slytherin!. Malfoy tras esto fue a reunirse con sus amigos Crabbe y Goyle con aire de satisfacción.

Moon...Theodore Nott, Slytherin...Pansy Parkinson, Slytherin...las gemelas Patil, una en Gryffindor y la otra en Ravenclaw...Sally-Anne Perks...Harry Potter...

Incesantes murmullos al oír su nombre, se sentó en el taburete como buenamente pudo y comenzó su conversación con el sombrero, que finalmente le destinó a Gryffindor. Mareado, se reunió con sus nuevos y entusiasmados compañeros, Percy y los gemelos Weasley parecían los más contentos de todos.

Lisa Turpin, Ravenclaw...Ron Weasley, al que el sombrero envió a Gryffindor sin titubear y finalmente Blaise Zabini, Slytherin.

La abundante cena comenzó y mientras comían, Harry no pudo evitar echar una ojeada hacia la mesa de las serpientes. Observó a Draco con cara apática, ya que sentado junto a él había un fantasma espeluznante que tenía las ropas manchadas de sangre, según Nick Casi Decapitado, se trataba del Barón Sanguinario, el fantasma de la casa Slytherin.

Sus compañeros mantenían animadas conversaciones entre ellos. Harry observó a los profesores y gracias a Percy conoció al desagradable profesor de Pociones, Snape, que sin saber por qué motivo le miraba mal y provocaba un fuerte ardor en la cicatriz de su frente.

Tras los postres, el director, Albus Dumbledore les informó de las normas de la escuela y después de hacerles cantar la canción del colegio, les mandó a la cama. Conocieron a Peeves, el bromista poltergeist que rondaba por el lugar y cruzaron por primera vez el retrato de la señora gorda que les llevaba a las dependencias Gryffindor, después de que Percy dijera el santo y seña, Caput draconis.

Esa noche Harry estaba encantado como nunca, sus nuevos amigos, con los que le había tocado compartir dormitorio, Ron y Neville, con el añadido de Seamus Finnigan y un chico llamado Dean Thomas, fanático del fútbol muggle. Pero quizás había comido demasiado durante la cena, porque tuvo un sueño de lo más extraño, en el que aparecía el profesor Quirrell diciéndole que debía ir a Slytherin, salía también Malfoy que se burlaba de él...y finalmente el profesor Snape que se reía estridentemente y después de ver un estallido de luz verde se despertó temblando y empapado en sudor. Malfoy...¿qué tenía que ver el rubio con el profesor de Pociones y el de Defensa Contra las Artes Oscuras?. Harry bufó molesto cuando se estabilizó y volvió a dormirse.

Harry Potter era un mago muy popular, no había alumno que no hablara sobre él, lo señalara o le mirase al pasar. Y eso al pobre Harry, acostumbrado normalmente a la indiferencia, le resultaba difícil de asimilar, además de sumar que debía adaptarse a la escuela y sus recovecos.

Las clases eran fascinantes. Astronomía cada miércoles a medianoche con la profesora Sinistra, Herbología tres veces por semana con la regordeta profesora Sprout, Encantamientos con el diminuto profesor Flitwick, Transformaciones con la estricta profesora McGonagall, la aburrida Historia de la magia con su fantasma profesor Binns, Defensa Contra las Artes Oscuras con el rarito de Quirrell...pero Pociones se aventuraba horrible, no por la materia en si, sino por el profesor...

Viernes, primer día de clase de Pociones, y encima serian dobles y compartidas con Slytherin. ''Malfoy'' pensó Harry con desdén, además Ron había comentado que Snape al ser el jefe de la casa de las serpientes, siempre les favorecía a ellos y el ojiverde se temió lo peor. Al menos tenía el consuelo de haber recibido una carta de Hagrid para verse esa tarde y tomar el té.

Como Harry había pronosticado, la clase fue una pesadilla. Snape pasó lista y aprovechó para meterse con él.

-Harry Potter, nuestra nueva...celebridad-dijo el profesor de pelo graso, cosa que provocó que Draco Malfoy y sus amigos se taparan la boca para amortiguar sus risitas. No demasiado bien, pues Harry se dio cuenta de lo que hacían sin mucha dificultad.

Y la cosa no terminó ahí, pues el maestro parecía querer seguir poniendo en evidencia al moreno de las gafas redondas-¡Potter!-dijo de pronto-¿qué obtendré si añado polvo de raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo?-el pobre Harry no entendía absolutamente nada y sentía las miradas de los demás alumnos en su nuca, además de los aspavientos de Hermione, que a su lado levantaba la mano como si le fuera la vida en ello.

-No lo sé, señor-es lo único que pudo pronunciar Harry, porque si decía otra cosa metería mucho la pata y echaría más fuego a la leña de Malfoy. La respuesta parecía poner de mejor humor al profesor.

-Es evidente que la fama no lo es todo-dijo Snape altanero, y una sonrisa de satisfacción le llegaba de oreja a oreja a Draco- vamos a intentarlo de nuevo Potter...¿dónde buscarías si te digo que me encuentres un bezoar?-Harry quería desaparecer y pensó en su desagradable tío Vernon, al que hubiese preferido tener delante mil veces antes que al profesor de nariz ganchuda, además evitaba por sobre todas las cosas mirar al rubio y sus amigos, que se desternillaban de risa. Tampoco supo responder lógicamente a esa pregunta, ni a otra que vino después de esa.

Snape los puso por parejas para que hiciesen una sencilla poción para curar forúnculos, y criticaba a todos salvo a Malfoy, por el que parecía tener cierta simpatía y al que ponía como ejemplo de la perfección frente a la clase.

-No me sorprendería que sobornase al profesor para aprobar-susurró Ron a Harry molesto mientras aplastaba colmillos de serpiente-ese Malfoy, ojalá esta poción fuera para crear forúnculos, no curarlos...y se la echaríamos en la cara ¿te imaginas?-el pelirrojo sonrió burlonamente imaginándose las consecuencias de ese acto, contagiándole la risa a Harry.

De repente, todo sucedió tan rápido que ni supieron como. Neville había hecho una de las suyas y acabó en la enfermería lleno de pústulas, y sin querer, provocó que el profesor de la negra túnica culpase a Harry y al finalizar la clase, Gryffindor tenía dos puntos menos, que llevaban por nombre Potter, haciéndole sentir peor aún.

Afortunadamente, la visita a Hagrid en la tarde le puso de mejor humor, y leer sobre el asalto a Gringotts el día de su cumpleaños le hizo sacar por completo a Snape de su mente.

Continuará...

Te odio...amor (Harco-Slash)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora