11. Buckbeak

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11. Buckbeak

Mientras descendía de camino a la cabaña de Hagrid, Harry reconoció perfectamente la espalda de Draco y la de sus amigos, Crabbe, Goyle, y la que tanto le molestaba presenciar, Pansy, demasiado pegadita al rubio a su parecer.

El ilusionado gigante les pidió que abrieran los impetuosos libros.

-¿De qué modo?- preguntó Draco, que se veía a leguas, detestaba la asignatura y al profesor. Harry sonrió, Malfoy tenía su ejemplar de El monstruoso libro de los monstruos atado con una cuerda, tal y como lo había hecho él con su cinturón.

-¿Nadie ha sido capaz de abrir el libro?- preguntó Hagrid echando un vistazo a la clase, y todos negaron con la cabeza-tenéis que acariciarle el lomo.

-¡Qué tontos hemos sido!-dijo Malfoy-¡teníamos que acariciarlo! estaba clarísimo...¿cómo no se nos ocurrió?

-Yo...yo pensé que os haría gracia- dijo el gigante con cierta pena en la voz.

-Es que tiene mucha gracia que un libro quiera comerse nuestras manos ja ja-añadió el rubio con ironía.

-¡Cierra la boca Malfoy!-Harry se había enfadado con el ojigris al ver la expresión de tristeza en la cara de su amigo grandullón y tuvo que saltar, era la primera clase de Hagrid y no quería que el rubio platino la estropease.

-Este lugar está en decadencia- susurró Malfoy a Pansy que era la más próxima a él de sus amigos-estas clases idiotas...a mi padre le dará un patatús cuando se lo cuente- Harry sentía que le hervía la sangre, no escuchaba de lo que hablaban Parkinson y Draco, pero cuando los vio tan pegados el uno al otro y la chica soltó unas estúpidas risitas, se le hubiese tirado al cuello sin la menor compasión. Cada vez guardaba menos dudas de que la Slytherin tenía interés en Malfoy, interés que para su desgracia, él también parecía compartir, y eso le ponía de mal humor.

El gigante desapareció unos minutos, y cuando volvió a hacer acto de presencia, traía consigo doce extrañas criaturas, Hipogrifos, con mitad del cuerpo de caballo, mitad de águila enorme.

De entre todos los alumnos, el primero en acercarse a uno, con mucho miedo, fue Harry, al que le tocó Buckbeak, sobre el que incluso voló. Después Hagrid dio permiso a los alumnos para que todos se acercasen al que quisieran y los acariciasen. Malfoy eligió, como no iba a ser menos, al mismo Buckbeak.

Draco acariciaba al animal pacíficamente y tranquilo hasta que se le unieron sus amigos y empezó el teatro-esto es muy fácil-dijo, observando a Harry por el rabillo del ojo para comprobar que le escuchaba-tenía que ser fácil si Potter fue capaz ¿a qué no eres peligroso gallina deforme?

En un instante, el Hipogrifo arremetió contra Malfoy y éste cayó sobre la hierba encogido y con la ropa manchada de sangre. Hagrid trataba de tranquilizar al animal y Harry se dio cuenta de que en el brazo del rubio había una herida larga y profunda. Se preocupó. Sobretodo por los incesantes gritos de dolor de Draco. Sintió el impulso de acercarsele, pero de haberlo hecho, los demás alumnos habrían sido testigos de algo, hasta ahora inconcebible, y no se atrevió.

Te odio...amor (Harco-Slash)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora