7. El club de fans de Harry Potter

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7. El club de fans de Harry Potter

-¿A que te gusta, eh, Potter?-dijo una voz que Harry no tuvo ninguna dificultad en reconocer, se puso tenso y lo vio, Draco Malfoy, casi tan próximo como cuando se le había acercado estando él en el armario de Borgin y Burkes. El rubio continuó hablando con tono despectivo-el famoso Harry Potter, ni siquiera en una librería puedes dejar de ser el protagonista.

-¡Déjale en paz, él no lo ha buscado!-replicó Ginny Weasley, fulminando al rubio que le sacaba media cabeza, con la mirada.

-¡Vaya, Potter, tienes novia!-exclamó el ojigris mientras Ginny se ponía roja como un tomate y bajaba la mirada hacia el caldero nuevo que sostenía en las manos.

-¡No!-exclamó Harry más rápido de lo que hubiese preferido hacerlo, ya que no solo lo había gritado, sino que provocó que la pelirroja alzara de nuevo la vista y le mirase con un deje de tristeza , y que el propio Malfoy se sobresaltara por el inesperado alarido que había salido de sus labios. Harry quería estar en una chimenea y volver a usar esos polvos flu para desaparecerse de allí. Ron y Hermione se le unieron después de conseguir pasar entre el gentío y participaron en la conversación.

-¡Ah, eres tú!-dijo el pelirrojo, mirando a Malfoy como se mira un chicle que se le pega a uno en la suela del zapato-¿a que te sorprende ver aquí a Harry eh?

-No me sorprende tanto como verte a ti en una tienda Weasley, creí que en la entrada habían puesto un letrero que prohibía entrar a las comadrejas, pero se ve que lo quitaron y ya puede entrar cualquiera, apuesto que tus padres se quedarán sin comer un mes para pagarte esos libros-dijo dirigiendo la mirada a todos los libros de Gilderoy, por cierto nada económicos, que Ron llevaba en las manos.

El pequeño de los chicos Weasley se puso tan rojo como se había puesto su hermana, echó los libros en el caldero de la benjamina y se fue a por el rubio, pero Harry y Hermione le sujetaron de la chaqueta, impidiéndoselo.

Antes de que la cosa empeorase apareció Arthur e intervino, pero Lucius Malfoy también llegó y los que acabaron a golpes fueron ambos adultos entre dimes y diretes. El pelirrojo terminó con un labio partido y el rubio con una Enciclopedia de setas no comestibles que le había dado en el ojo. Disputa tras la que se fueron los de ojos grises.

Ultimaron las compras y volvieron a casa.

El verano concluyó por fin y tocaba volver a Hogwarts. Arthur y Molly Weasley habían llevado a la familia a la estación King's Cross a bordo de su mágicamente manipulado Ford Anglia, y tras cruzar todos la columna hacia el anden nueve y tres cuartos, Ron y Harry se habían topado con la desagradable conclusión de que ellos no la podían traspasar y no les quedó otra más que, coger el coche del patriarca de los Weasley y sobrevolar el expreso de la escuela. Acabando por desgracia en el peligroso sauce boxeador de sus alrededores y con el inminente peligro de ser expulsados. De haber sido por Snape, así habría sido, pero por fortuna, les dejaron continuar con la condición de que no se repitiera algo de tal magnitud, y con un desagradable castigo para cada uno. Además de que a Ron se le partió la varita casi enteramente. Aún así, los leones y muchos en la escuela habían vivido aquello como una increíble hazaña que celebraron en la sala común.

Al día siguiente de la ajetreada primera noche del segundo curso en Hogwarts, Hermione y Hedwig resulta que estaban molestos con Harry por lo ocurrido con el coche, además de con Ron. Y para añadir más leña al fuego, el pelirrojo recibió un vociferador de su madre echándole una bronca de órdago que escuchó todo el mundo en el Gran Comedor, cosa que hizo por otro lado que la pelicastaña se apiadara del pobre Weasley y volviera a dirigirles la palabra.

Te odio...amor (Harco-Slash)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora